miércoles, 1 de diciembre de 2010

Patagonia, Iguazú... diario de un viajero

A modo de prólogo (por Humbert Sanz i Vaqué)

En esta ocasión, el autor del presente escrito es la persona que, junto a mi madre y mi mujer, más admiro, respeto y quiero: mi padre.

Humberto Sanz García, economista, trabajó toda su vida en la entidad bancaria de Caixa Catalunya, desarrollando cargos de gran responsabilidad. Hace ya unos años que se jubiló y, desde entonces, ha podido dedicarse a actividades que siempre le habían gustado pero que, por su absorbente trabajo, no podía realizar plenamente… Actividades como: disfrutar de su mujer, hijos y nietos; cultivar sus amistades, escuchar buena música, leer, pasear o viajar por todo el mundo… la mayoría de estas aficiones las comparto y siempre que podemos las disfrutamos conjuntamente.

Pero es de su faceta como viajero de la que os quiero hablar. Mi padre quizás sea la persona más sabia y cultivada que haya conocido y, para él, viajar no sólo es visitar otros lugares del mundo: es conocer y aprender de otras culturas, disfrutar intensamente de todos los momentos de la travesía y empaparse de la tierra que visita. Un día me dijo una frase que sintetiza esta forma de pensar: “no somos turistas, somos viajeros”.

Mi padre, como persona culta y letrada que es, de un tiempo a esta parte, escribe y describe en detalle las vivencias de sus viajes en una especie de diario de bitácora: pero no se centra tan sólo en contar los lugares que visita, también explica las situaciones y momentos que ha vivido durante la travesía. Esto, complementado con las magníficas fotografías que hace, da como resultado deliciosos reportajes de sus viajes.

Estas memorias de ruta las hace, básicamente, para él y para mi madre. Pero yo siempre he pensado que por su calidad intrínseca y su valor cultural, tendrían que tener más difusión. Por eso, le propuse que publicáramos uno de estos escritos en mi blog. Escogimos el viaje que hicieron el año 2007 a Patagonia y a las Cataratas de Iguazú… según ellos, este ha sido el viaje más completo y espectacular que han vivido...

A parte de mis padres, aparecen en la historia, entre otros: Henar y Modesto, compañeros de ruta que conocieron durante la travesía y, con los cuales, trabaron una buena amistad.

De izquierda a derecha: Henar, Modesto, Humberto y Lucía. En las Torres del Paine

Este pasado jueves, mi padre y yo, pasamos una agradable velada releyendo sus notas y escogiendo las fotos para este post. No quiero extenderme más, os dejo con sus palabras. Papa… ¡gràcies per tot!


Patagonia y Cataratas de Iguazú (por Humberto Sanz García)


1.- Un día por Madrid (17/11/07)

Comenzamos con los datos más rutinarios y propios de todo viaje que siempre tienen lugar antes de empezar el viaje propiamente dicho.

Nos hemos levantado a las 7h de la mañana ya que a las 8h15m teníamos previsto salir hacia el aeropuerto. Hemos facturado las dos maletas para Buenos Aires y hemos efectuado los trámites oportunos antes de embarcar. La salida del avión estaba prevista a las 11h 30m, pero hemos salido con cierto retraso y hemos llegado a Madrid a las 13h.

Hemos hecho el viaje con Catai, pues era el único mayorista que hacia el trayecto que nosotros queríamos y que incluía Argentina y Chile. Pero nos han hecho un pequeña “jugada”: Nuestro vuelo con Spanair debía salir de Barcelona a las 17h 30m para enlazar en Madrid con el vuelo de Aerolíneas Argentinas para salir hacia Buenos Aires a las 22h. La combinación era perfecta y el tiempo perdido en el aeropuerto de enlace, mínimo.

Pero como no se podía hacer nada, hemos pensado que lo mejor sería aprovechar las horas dándonos un paseo por Madrid.

Hemos llegado a Barajas por la terminal 2 y nos hemos enterado que nuestro avión saldría por la terminal 1. Hemos cogido el metro y hemos marchado a la Puerta del Sol.

Hemos ido a almorzar a un pequeño restaurante que yo frecuentaba cuando visitaba Madrid muy a menudo por motivos de trabajo. Hemos comido bien, pero no tanto como preveíamos: el recuerdo siempre es mejor que la realidad.

En el restaurante hemos asistido a una discusión matrimonial que mejoraba la conocida serie televisiva “Escenas de matrimonio”. Era una pareja, con una hija mayor, que se había reunido para almorzar y discutir los términos económicos de su divorcio. El pobre marido, si hacía caso a su esposa, se quedaba sin nada, sin el piso en Madrid y sin el apartamento en la Costa del Sol. Además, cuando la esposa se encrespaba, hablaba en francés. Al fin la hija les ha dicho, que ya era suficiente, también en francés. Así ha terminado la discusión. Era una escena para ser vista pues, al contarla, pierde toda la gracia.

Al salir del almuerzo y regresar a la Puerta del Sol hemos tenido una sorpresa. Toda la plaza estaba tomada por la policía antidisturbios. Hemos preguntado si pasaba algo y nos han contestado que no pero que fuésemos a pasear por la calle Mayor. Hemos entrado en una farmacia para comprar unas medicinas y nos han dicho que había dos manifestaciones simultáneas: una fascista y otra antifascista. Esto motivaba la presencia policial.

Hemos seguido por la calle Mayor hasta la plaza Mayor. Estaba llena de suecos vestidos de amarillo y con unas gorras con cuernos, simulando un atuendo vikingo: esta noche se jugaba el partido España-Suecia. Llevaban mucha cerveza en el cuerpo, pero eran muy pacíficos y animados. Lucín se ha fotografiado con algunos. Otro recuerdo.

Hemos seguido paseando por las callejas del Madrid de los Austrias, buscando inútilmente un estanco, pues me apetecía fumarme un habano. Todas las tiendas estaban cerradas y me ha costado lo suyo darme cuenta de que hoy era sábado.

He pensado que lo más práctico sería ir al Corte Inglés de la Puerta de Alcalá y así lo hemos hecho. Con mis puros hemos ido a un bar de la calle Arenal y hemos tomado unos cafés y mi puro (y también un Magno que me ha costado 5€).

Hemos pensado que ya era hora de regresar al aeropuerto y así lo hemos hecho. Ningún problema y… a esperar. Una hora antes de la salida del vuelo ya había gente que hacia cola para embarcar y los billetes… estaban numerados. En cambio había a nuestro lado unos coreanos que esperaban un vuelo a Seúl tan tranquilos, tanto que a algunos han tenido que llamarles por el nombre e ir a buscarlos. Hemos volado en un Jumbo de Aerolíneas Argentinas. Tenía su salida a las 22h 05m y hemos salido con una hora de retraso: el vuelo a Buenos Aires dura unas 13 horas. Hemos cenado y bebido un buen vino argentino. Yo he podido dormir bastante bien unas 5 ó 6 horas. Lucín, como siempre, todo el viaje.


2.- Nuestro primer día por Buenos Aires (18/11/07)

Nos han despertado a las 6 de la mañana (hora local). En España eran las 10 de la mañana. Han empezado a distribuir el desayuno, pero a algunos no nos ha llegado porque han interrumpido su distribución debido a las turbulencias.

Hemos llegado al aeropuerto de Eceiza a las 8 (una hora más tarde de lo previsto, tal como cabía esperar). Hemos hecho los trámites aduaneros, recogido nuestras maletas y cambiado los primeros pesos argentinos, a un cambio muy favorable.

Nos esperaba la que será nuestra guía por Buenos Aires: su nombre es Mónica. Inicialmente somos un grupo de 16 personas. Estamos en el Hotel Intercontinental, muy céntrico y de muy buena calidad. Pero tiene el mismo inconveniente de todos los hoteles argentinos: no se puede ingresar hasta las 16h. Hemos dejado las maletas en el hotel y hemos empezado nuestra primera visita por Buenos Aires.

Hemos comenzado por el barrio de La Boca, situado junto al río que remontaban los barcos cargados de emigrantes, sobre todo italianos. Éstos le dieron el color que ahora vemos en sus calles y la gastronomía de las típicas cantinas italianas. Era un lugar oscuro en el que se vivía en “conventillos” (así se denominaban sus humildes casas hechas de madera y chapa acanalada y pintadas de colores de la forma más anárquica, como pueden verse en la actualidad en las calles más típicas). El barrio comenzó a languidecer cuando los barcos fueron desviados a los puertos Madero y Nuevo.

Hemos rodeado el estadio del Boca Juniors, también conocido por La Bombonera, toda una institución no sólo en el barrio sino en la ciudad. Hemos aparcado delante de la calle Caminito, famosa por sus conventillos multicolores y por el tango al que da nombre. Hemos paseado un poco por ella y por las calles adyacentes y hemos disfrutado de toda la iconografía que salía por sus puertas y ventanas. Nos han hablado de lo peligroso que puede ser acercarse al barrio a ciertas horas, sobre todo si uno va solo.

Hemos efectuado una visita panorámica de la ciudad que puedo calificar de buena. Hemos comenzado por Puerto Madero con sus modernas edificaciones y que puede considerarse el centro de negocios de Buenos Aires. Seguidamente El Retiro con la Plaza y Monumento al Libertador y la Torre de los Ingleses y el Memorial a los soldados muertos en la Islas Malvinas. La Recoleta y el barrio de Palermo con sus enormes jardines y parques hasta llegar al Monumento de los Españoles, obsequio de España a la nación argentina para el primer centenario de su independencia, que tardó más de 10 años en montarse porque se hundió el barco en el que venían parte de las piezas y tuvieron que hacerse de nuevo. Pero es precioso.

Vuelta por la Avenida del Libertador pasando por el barrio de las embajadas y dejando a la derecha la Iglesia del Pilar y el Cementerio de la Recoleta. Por la Avenida Alvear llegamos a la Avenida 9 de julio que remontamos pasando por delante del Teatro Colón (en rehabilitación) y paramos en la Plaza de Mayo donde se hallan la Casa Rosada, la Catedral (que hemos visitado fugazmente, pues era domingo y había oficios religiosos), el Cabildo, el Palacio Municipal y la famosa Pirámide alrededor de la cual dan vueltas las “abuelas y madres de la Plaza de Mayo” cada jueves para pedir el regreso de los desaparecidos durante la dictadura argentina.

Finalmente nuestro autocar nos ha dejado en el barrio de San Telmo, junto a la famosa plaza Dorrego. Estamos en el barrio más antiguo de la ciudad en el que ya no queda nada original. Los domingos se celebra una famosa feria que ocupa las calles más céntricas del barrio y la plaza Dorrego. Las casas que rodean esta plaza mantienen su aspecto original por fuera, ya que por dentro la mayoría han sido convertidas en tiendas de antigüedades. Durante la semana la plaza es una más; los domingos su fisonomía cambia, animándose con espectáculos callejeros. Los puestos de vendedores ocupan las calles adyacentes ofreciendo una apabullante variedad de objetos antiguos. Los domingos al atardecer en la plaza Dorrego tiene lugar un concierto de tangos que podemos llamar popular y en el que los asistentes bailan demostrando su habilidad, o ignorancia, al respecto.

San Telmo tiene gran cantidad de lugares para comer y la guía nos ha aconsejado los llamados la Brigada y Desigual. Los hemos visitado, pero había mucha gente y hemos optado por bajar paseando a Puerto Madero y comer en el restaurante Siga la Vaca. Es un self-service enorme en el que sirven todo tipo de ensaladas y otros entrantes y carne a la brasa de todo tipo que asan delante de los clientes y cortan el trozo que te apetece. Hemos comido muy bien a un precio ridículo si los comparamos con los de España. Esta será la situación que encontraremos todo el viaje por lo que respecta a Argentina.

Hemos vuelto al hotel andando, pues habíamos comido un poco más de la cuenta. Después de descansar un buen rato hemos ido a pasear cerca del hotel y nos hemos acercado al famoso Café Tortoni. Fue fundado el 1858 y es el más antiguo de Argentina. Importantes personalidades del mundo de las artes y las letras pasaron por sus mesas de roble y mármol verde: Alfonsina Storni, Carlos Gardel, Luigi Pirandello, Federico García Lorca y Arturo Rubinstein, aunque todos los porteños y turistas han entrado una vez, al menos, a deleitarse con el viejo Tortoni. Aparte del salón principal con hermosas lámparas modernistas, hay otros salones y un pequeño teatro-café para espectáculos de tango. No hay que olvidar que, encima del café, está la Academia Nacional de Tango.

Hemos vuelto al hotel y hemos ido a descansar porque mañana nos despertarán a las 4h 15m.


3.- Puerto Madryn: el “peinado patagónico” y el “patalana” (19/11/07)

Como decíamos ayer, nos han despertado a la 4h de la madrugada porque el avión despegaba a las 7h 10m en dirección a Trelew, nuestra puerta de entrada a la Patagonia. El desayuno en el hotel ha sido muy frugal, si es que puede ser calificado de tal: en la recepción había una pequeña pasta de bollería por comensal y un poco de café con leche. No conviene que el avión vaya con sobrepeso…

El avión ha salido con una hora de retraso y hemos llegado a Trelew a las 10h. La guía que nos ha recibido se llama María Luisa y el grupo, que será el núcleo de todo el recorrido, está formado por 16 personas. Para el día de hoy se ha añadido una señora de Buenos Aires que, como se verá posteriormente, nos causará algunas complicaciones.

Teníamos toda la tarde libre y nos han ofrecido una excursión opcional a la pingüinera de Punta Tombo, que es la reserva de pingüinos magallánicos más grande del mundo. El motivo es que la pingüinera está al sur de Trelew y nuestro hotel, en Puerto Madryn, al norte por lo que era más directo y rápido ir primero a la excursión y después ir al hotel.

Para ir a la pingüinera nos hemos encontrado con la primera carretera de ripio de la Patagonia. Es una carretera con el firme hecho con piedras sueltas lo que hace el viaje muy incómodo para al viajero y para el medio de transporte que se utilice. El viento también es un compañero inseparable en la región. Según definición de nuestra guía las carreteras son causa del “batido patagónico” y el viento modela el famoso “peinado patagónico”.
 
Pingüinera de Punta Tombo

La pingüinera de Punta Tombo es una punta de rocas rojizas de 600 metros de ancho que penetra unos 3 Km. en el mar. Se entra por unos senderos acotados que permiten caminar entre los pingüinos, observar su forma de vida, seguir de cerca sus pasos, mirar cómo conservan sus nidos y crías entre los arbustos y en los agujeros que hacen en el suelo y ver como caminan y nadan en el mar en búsqueda de alimento.

Los pingüinos miden entre 50 y 60 cm. de altura y pesan hasta 5 kg. Son monógamos y conquistan a su pareja con caricias con el pico y dándole ramitas i piedrecillas. Incuba los huevos la pareja durante dos meses y aprovecha para ir a comer al mar quedando siempre uno de guardia. Son animales voraces que devoran cada día el doble de su peso, siendo los calamares, pulpos, pejerreyes y sardinas sus alimentos preferidos. Nosotros vimos estas caricias y los nidos con sus huevos y también con algunas crías.

Son unos animales simpáticos que van a su aire y a los que no se puede acariciar ni dar comida para no modificar artificialmente su hábitat natural. Andan de forma elegante y cuando se acercan al mar para comer, entran un poco y se dejan arrastrar por el oleaje. La misma operación, pero a la inversa se repite al salir.

Hemos comido un poco en un bar que había en Punta Tombo y nos hemos enterado de que, en lugar de regresar al hotel, haríamos una excursión a Gaiman, pequeña ciudad cuya atmósfera de aldea, con casas típicas, bellas capillas y el tradicional té, la convierten en el símbolo de la tradición galesa de estas tierras. Hay que recordar que en esta zona hubo una inmigración casi exclusivamente galesa que dejó sus tradiciones y los nombres de las poblaciones.

Hemos paseado por Gaiman y, en vez de tomar el té, hemos preferido ver sus plazas con sus árboles y rosales espléndidos. Por cierto, en este punto del viaje, hemos conocido a una pareja encantadora, Modesto y Henar, residentes en Madrid, y de los que no nos separaremos durante el viaje. Es interesante en estos largos viajes encontrar alguien con el que estés bien y puedas hablar un poco de todo.

Creíamos que desde aquí iríamos al hotel, porque estábamos muy cansados por la falta de sueño, pero no ha sido así. Nos han comunicado que debíamos hacer una parada en Trelew porque alguien tenía en su programa una visita al Museo Paleontológico. Ese alguien no era más que la señora de Buenos Aires a la que antes me he referido. Esto ha causado un gran enfado en el grupo, pero no ha servido de nada. Modesto y yo nos hemos comprado una gorra para el sol para los próximos días y yo un enorme helado.

La guía es muy simpática y nos ha dado algunas explicaciones para hacer más distendido el largo viaje. En Argentina las calles se dividen en cuadras (nuestras manzanas). Cada una tiene 100 números, lo cual hace muy fácil el cálculo de las distancias contando por cuadras. Algunas cuadras están cruzadas por una estrecha calle. Nos ha dicho la guía que estas callejuelas eran para algunos servicios como el lechero o el “patalana”. Interrogada sobre esta última figura se ha puesto a reír y ha dicho que el nombre lo dice todo: el que entra en casa ajena en busca de la esposa de otro (con el consentimiento de ella) sin hacer ruido.

Finalmente hemos llegado a nuestro destino, Puerto Madryn, a las 21h. Estamos en el hotel Yene Hue.

Como era tarde y queríamos una cena ligera, hemos ido a un restaurante cercano al hotel, seguramente uno de los mejores de la ciudad. Su nombre era Plácido y hemos cenado muy bien.


4.- Ballenas y elefantes marinos en Península Valdés (20/11/07)

Para aprovechar el día y llegar a primera hora a Península Valdés con el fin de avistar ballenas sin encontrarnos con las grandes multitudes que llegan más tarde y tener que esperar para el avistamiento nos hemos levantado a las 6h de la madrugada. A las 7h hemos comenzado nuestra excursión a Península Valdés.

Península Valdés es un fragmento de tierras patagónicas con una extensión de 360.000 ha que se meten en el mar, unidas a tierra por un istmo de pocos kilómetros de ancho. Esta península es un extraordinario circuito de turismo ecológico que tiene su punto de partida en Puerto Madryn y recorre 453 Km. de ida y vuelta (220 asfaltados y el resto de ripio) circunvalando la península y visitando sus zonas más significativas.

Nos hemos dirigido en primer lugar a Puerto Pirámides para el avistamiento de ballenas. Está situado en el Golfo Nuevo, al sur de la península y enfrente de Puerto Madryn. Sus playas son muy extensas y están protegidas por acantilados que parecen pirámides y de ahí su nombre.
 
Ballena avistada en Península Valdés

Las ballenas francas del Sur miden unos 16 m. y pesan unas 54 toneladas. Existen unas 4.000, de las cuales unas 400 frecuentan la Península Valdés. Cada una consume una tonelada diaria de krill, un pequeño crustáceo del Atlántico Sur. Aparecen a principios de mayo y la mayor concentración se da en septiembre-octubre, cuando nacen los ballenatos. Antes de Navidad regresan al mar. Las crías se llaman ballenatos, pesan unos 2.000 kg. al nacer, crecen unos 3,5 cm. por día y beben hasta 300 l. de leche diarios. Las hembras gestan durante un año y el período de lactancia es también de un año.

El sistema para que las barcas de avistamiento puedan entrar en el mar es muy curioso. Dado que la playa es muy extensa y no hay ningún puerto, las barcas están en la arena de la playa sobre unas plataformas con ruedas. Una vez han subido los pasajeros con sus correspondientes salvavidas, un tractor con unas ruedas muy altas empuja la plataforma con su correspondiente barca al mar abierto con una pértiga muy larga. Cuando la barca empieza a flotar, el tractor, que ha tenido que entrar también en el mar, regresa a la playa con la plataforma. Para sacar la barca del mar se hace la misma operación, pero a la inversa.

Nos acompañaba un guía especialista en ballenas y nos ha dicho que hemos tenido suerte pues, sin tener que adentrarnos mucho en el mar, hemos podido ver una ballena y su ballenato, al que estaba dando clases de inmersión. Se han acercado mucho a nuestra barca e, incluso, han pasado por debajo. Ha sido muy interesante y hemos podido hacer muchas fotos. A esta altura de la temporada, la mayor parte de días, las barcas se han de adentrar bastante en el mar, pues la mayor parte de ballenas ya han marchado.

Hemos seguido nuestra excursión hasta llegar a un observatorio de elefantes marinos. Estos animales son mamíferos de la familia de las focas. Los machos pueden alcanzar 6 m. de largo y 4 toneladas de peso y poseen una especie de trompa inflable con la que producen un potente rugido. Son animales polígamos con harenes de hasta 36 hembras. Sólo se alimentan en el mar. De hecho en el mar se mueven con soltura, pero en tierra son los animales más torpes que haya podido observar. Se arrastran con extrema dificultad.

En Caleta Valdés hay una estrecha y larguísima barra de arena que corre paralela a la costa y que encierra el correspondiente brazo de mar, En un punto de esta costa había una colonia en formación de pingüinos de Magallanes, totalmente independiente de la pingüinera de Punta Tombo.

Hemos seguido al Centro de Información de Península Valdés, donde había un impresionante esqueleto de ballena, entre otros muchos objetos de interés. Durante el camino hemos visto muchos animales autóctonos pero cabe destacar unas liebres patagónicas tan grandes que parecían galgos.

De vuelta al hotel hemos salido a cenar al Náutico, que nos había aconsejado la guía, juntamente con el Plácido. Hemos cenado muy bien. Habíamos estado buscando Las Mimosas, pero nos han dicho que ya no existe y nos han desaconsejado el sucesor. Como el consejo nos lo han dado en una farmacia, hemos creído conveniente seguirlo.


5.- De la reseca Patagonia a las nieves de la Tierra del Fuego (21/11/07)

Finalmente hoy hemos podido levantarnos a una hora decente, si es que así pueden considerarse las 7h 30m de la madrugada estando de vacaciones. Pero nuestras vacaciones se han de aprovechar al máximo y para dormir podríamos habernos quedado en casa.

Habida cuenta de que, hasta la tarde no tendríamos que partir hacia Ushuaia, hemos preparado las maletas y hemos salido a dar un paseo por Puerto Madryn. Pero antes hemos hecho unas llamadas telefónicas a España ya que en Argentina esto es muy fácil puesto que hay múltiples locutorios y los precios son muy ajustados.

En la ciudad hemos visto dos de los monumentos más importantes: el chalet Pujol y la antigua estación de tren. El primer edificio fue propiedad de un comerciante catalán y hoy alberga el Museo Oceanográfico y de Ciencias Naturales. La construcción imita a un castillo y destacan sus mayólicas inglesas, los suelos italianos y la escalera de caracol que lleva al mirador. La antigua estación de ferrocarril está en bastante mal estado y conserva una locomotora de época. El ferrocarril tenía la estación de partida en Trelew y convertía a Puerto Madryn en la puerta de entrada y salida de los productos de la colonia galesa que ocupaba el territorio.

Durante el paseo he hecho una foto a Lucín delante de una casa particular con un impresionante jardín lleno de rosas y con un enorme árbol florido que yo creía que era un ceibo (árbol nacional de Argentina), pero, con posterioridad, me he enterado que era uno más corriente llamado cepillo, ya que el ceibo tiene su hábitat en latitudes más septentrionales y, como máximo, baja hasta Buenos Aires.

Puerto Madryn tiene una playa inmensa precisamente delante de nuestro hotel: es muy larga, pero también muy ancha y poco profunda lo que hace que sus mareas sean muy visibles. Nos hemos encontrado con nuestros amigos Henar y Modesto y hemos dado un largo paseo por la playa y por un largo pantalán que se adentra en el mar. Después hemos comido una pizza: creo que es la primera comida que hacemos con ellos, pero seguirán muchas y gastronómicamente más interesantes.

Por la tarde, al salir de la ciudad en dirección a la lobería de Punta Loma, hemos pasado por delante de la estatua al indio teuelche que, simbólicamente da la bienvenida a los galeses.

La lobería de Punta Loma es otra de las oportunidades que tiene la parte argentina de la organización para sacar un dinero por excursiones opcionales en lugar de otras que venían incluidas en nuestro programa original como contratadas en origen. En este caso había una lobería en Península Valdés, pero que nos dijeron que no se podían ver bien los lobos marinos y por esto nos llevaron (pagando) a Punta Loma.
  
Lobería de Punta Loma

Dejando aparte estas disquisiciones, debo decir que la lobería que hemos visitado es impresionante por la gran cantidad de lobos marinos que viven amontonados en una pequeña caleta y esperando, entre peleas y rugidos, que suba la marea para buscar otro espacio de tierra más elevado a resguardo del agua. Encima de la pared rocosa de la caleta anidan un gran número de cormoranes que, de tanto en tanto, vuelan hacia el mar para pescar. Los lobos marinos pueden contemplarse desde lo alto de un acantilado lateral debidamente protegido con vallas.

Los lobos marinos son mamíferos cuyas extremidades terminan en aletas, que se alimentan y viven en el mar, mientras que para descansar y reproducirse eligen las costas escarpadas. La época de reproducción es en enero-febrero y cada macho reúne hasta 13 hembras en su peculiar “harén”. A pesar de que su hábitat natural es el mar, se desenvuelven bastante bien sobre la playa, al contrario de los elefantes marinos.

Antes de llegar a Trelew, y por toda Patagonia, hemos visto al lado de las carreteras muchos memoriales del gauchito Gil (una especie de Robin Hood patagónico). Se trata de un pequeño montículo lleno de banderitas rojas. El gauchito Gil fue un benefactor de los humildes que repartía entre ellos las cosas que les robaba a los propietarios de latifundios denominados "estancias". Parece ser que fue ajusticiado por luchas entre bandos rivales y, según otros por robarle la esposa a un general. Es venerado como un santo. También nos han contado otro caso de santería: el de la difunta Correa. Tenía un niño de pecho y, buscando a su marido que había sido reclutado, se quedó sin agua y sin comida y, para que el niño no muriese, le dio el pecho. Ella murió, pero el niño sobrevivió. En los lados de las carreteras y los caminos se encuentran montones de botellas de agua como homenaje de devoción a la difunta Correa.

Nuestro vuelo hacia Ushuaia ha salido puntual a las 18h 5m y hemos llegado a nuestro destino a la hora prevista después de dos horas de vuelo. Antes de llegar se detecta el cambio radical que supone pasar de las resecas estepas patagónicas a las heladas montañas de la Tierra de Fuego. La visión de los montes nevados es impresionante y, ya antes de aterrizar, aparecen el monte Olivia y el glaciar Martial.

La ciudad y su entorno impresionan: rodeados de escarpadas montañas nevadas y situada Ushuaia en una escasa superficie de terreno llano que bordea el canal de Beagle, que aquí se ensancha y forma el puerto natural más profundo del sur del continente y del que zarpan todos los barcos (científicos o de turismo) que visitan la Antártida.

La ciudad de Ushuaia es la más austral del mundo. Nació en 1884 como un destacamento de prefectura naval y se afianzó posteriormente con la famosa, para los argentinos, cárcel de Ushuaia, de la que más adelante hablaremos. En 1970 tenía solo 5.677 habitantes. En la actualidad alcanza los 45.825 habitantes como consecuencia del establecimiento de varias empresas electrónicas multinacionales, hace unas décadas, gracias a las exenciones fiscales.

Estamos hospedados en el hotel Los Yámanas, a unos pocos kilómetros de la ciudad. Está situado junto al canal de Beagle y todas las habitaciones dan al canal. La parte opuesta del canal, formada por montañas cubierta de nieve, es ya territorio chileno. El nombre del hotel se debe a los indios que antiguamente habitaban este lugar. A un lado del hotel se encuentra una cabaña reconstruida y restos de alimentos e instrumentos que utilizaban estos indios.

Hemos ido a la ciudad en un taxi a cenar con Henar y Modesto al restaurante Volver, muy famoso. No hemos encontrado merluza negra, pero hemos comido nuestra primera centolla. El vino ha estado bien. Teníamos una camarera muy simpática que se ha equivocado con el vino y no nos ha cobrado la botella. También hemos bebido champaña argentino, muy aromático. Hemos vuelto al hotel. Hace mucho frío.


6.- Inolvidable excursión en catamarán por el Canal de Beagle (22/11/07)

Hemos empezado la jornada con una excursión al Parque Nacional de la Tierra del Fuego. Pero en vez de ir en el autocar, éste nos ha llevado a la estación de salida del llamado Tren del Fin del Mundo, que no es sino un viejo y remodelado tren del Ferrocarril Austral Fueguino con asientos forrados de pana e interior de madera de caoba que recorre 7 Km. del antiguo trayecto del tren de los presos.
  
El tren del Fin del Mundo

Al llegar a la estación ha comenzado a caer aguanieve, que nos ha acompañado una buena parte del trayecto. El trayecto, aunque corto, dura 1h. 15m. y se desarrolla en su mayor parte siguiendo el curso del río Pipo. El tren hace su primera parada en la Estación Cascada la Macarena, en la que todo el mundo se lanza a ver la cascada… pero lo más interesante, bajo mi punto de vista, son los caballos y potrillos que están pastando en la parte baja de la estación. La parada sirve también para poder contemplar el tren en toda su longitud. El viaje en este tren es de una gran belleza por el paisaje y las montañas nevadas que dominan el entorno.

A continuación hemos entrado en el Parque Nacional y nos hemos topado con el cementerio de árboles. Los árboles eran cortados por los presos y acarreados hasta la prisión en el tren, que también transportaba a los presos cada día para la tala. Se aprovechaban básicamente para las estufas de la prisión y otros menesteres del mismo presidio y de la naciente ciudad. Los árboles eran cortados a un metro del suelo, más o menos, con lo que han quedado una cantidad inmensa de tocones, que se ven solitarios en el paisaje, porque no han vuelto a crecer árboles nuevos. El tren de los presos no era, como puede suponerse, el nuestro: eran simples plataformas de madera. Inicialmente fue un xilocarril con vías de madera, de mantenimiento muy costoso…

Hemos llegado al final de trayecto donde nos esperaba el autocar que, en breves instantes, nos ha llevado al inicio de nuestro paseo por el Parque Nacional Tierra del Fuego.

Nuestra guía es muy simpática y tiene un buen conocimiento de lo que nos ha de explicar. Se llama Florencia y nuestro chofer Domingo (ella, en tono jocoso, nos ha dicho en algún momento que son el dúo dinámico: Domi y Flor).

La guía nos ha hablado sobre la flora del parque: entre los árboles debemos destacar la lenga y el guindo o coihue de Magallanes. La lenga es la especie de más amplia distribución formando grandes extensiones de bosques. El guindo se asocia a la lenga en ciertas condiciones de mayor humedad. En las ramas de estos árboles son muy abundantes un hemiparásito conocido como farolillo chino, un hongo parásito llamado pan de indio o llao llao y un liquen llamado barba de viejo. En el sotobosque encontramos arbustos como el calafate, la chaura, el michay y la parrilla (que, según la guía, es un componente de la Coca Cola). Ah! Los árboles que cortaban los presos eran lengas.

Hemos visitado el lago Roca, dividido entre Argentina y Chile, precioso e impresionante por su soledad, y nos hemos detenido un momento en La Casita del Bosque para reponer fuerzas. Hemos visto cuaquenes, que son las aves más llamativas y las más abundantes en las zonas visitadas por el público.

Existen también algunas especies de animales introducidas por el hombre hace varias décadas con fines económicos como el conejo europeo (llamado por los argentinos conejo de Castilla), el castor, la rata almizclera y el zorro gris. Estas especies se asilvestraron en un medio que no estaba preparado para soportarlas y algunas de ellas, muy en particular el castor, han causado impactos muy serios en paisaje natural. Los castores fueron importados de Canadà donde tienen un depredador natural: el oso. Aquí, a falta de depredadores, han engordado y han perdido la calidad de su pelo, pero no su capacidad de destruir bosques para formar enormes castoreras que desvían los cursos de los ríos.

Y así hemos llegado a la bahía Lapataya, en la que se encuentran restos de asentamientos de sus primeros pobladores, los indios yámanas. Vivían cerca de la costa y se dedicaban a la recolección de moluscos, básicamente mejillones y cholgas, de los que se alimentaban junto con los lobos marinos que cazaban. A lo largo de la costa se pueden encontrar montículos de valvas de forma circular llamadas concheros que representan los restos acumulados de tal consumo. También utilizaban la grasa de los lobos marinos para embadurnarse el cuerpo y protegerse del frío. Aquí nos hemos hecho la típica foto que indica el final de la carretera RN3, el punto más meridional de la misma. Esta carretera atraviesa Argentina de norte a sur.
 
Faro del Fin del Mundo

Por la tarde, después de comer, hemos hecho una excursión en catamarán por el canal de Beagle. Al dejar atrás el puerto de Ushuaia se tiene una vista de la ciudad impresionante sobre una estrecha extensión verde y acunada entre montañas nevadas. Tal como avanzamos por el canal, éste sigue rodeado por ambos lados por montañas nevadas. Es un paisaje inenarrable que yo no había visto nunca con anterioridad. Durante el recorrido hemos encontrado algunas islas, pero vale la pena recordar la Isla de los Pájaros totalmente cubierta de cormoranes reales y con algunos lobos marinos y la de los Lobos en la que predominaban estos animales, pero en la que también podían verse cormoranes reales.

Así hemos llegado al llamado Faro del Fin del Mundo situado en una pequeña isla en medio del canal. Hemos dado la vuelta y hemos regresado al punto de partida. Durante el viaje hacia viento y frío y resistir en cubierta era complicado. Entre otros valientes, Modesto y yo nos hemos quedado en cubierta durante la excursión. Guardo un gran recuerdo de la impresionante riqueza paisajística de esta excursión.

De regreso hemos ido a visitar el Antiguo Presidio y Cárcel de Reincidentes, clausurado en 1947 y convertido en museo. Ha sido una visita guiada muy interesante y trufada con numerosas anécdotas. En enero de 1896 arribó a Ushuaia el primer grupo de 11 penados y así se inició la Cárcel de Reincidentes. Por otra parte el Presidio Militar, inicialmente en la Isla de los Estados fue trasladado por razones humanitarias a Ushuaia en 1902. Finalmente en 1911 se unificaron ambas instituciones. Aparte de la explotación de los bosques, a la que antes he hecho referencia, los penados prestaron sus servicios a toda la ciudad. En un momento determinado la cárcel fue utilizada para albergar presos políticos. Hemos podido contemplar algunas celdas tal como eran en realidad, pues la mayor parte están acondicionadas como museo.

Uno de sus moradores más famosos fue el “petiso orejudo”, un joven criminal que fue internado a los 17 años, después de haber cometido numerosos asesinatos de niños a algunos de los cuales remataba clavándoles un gran clavo en la cabeza. Tenía unas orejas extremadamente grandes y, parece ser que algún psiquíatra opinaba que en ellas residía la causa de su maldad. Esto fue lo que nos contó el guía y, “si non é vero, é ben trovato”.

Esta noche hemos ido a cenar al restaurante Tía Elvira, el más renombrado de la ciudad, en el que previamente Modesto había hecho una reserva. Aparte de la centolla habitual, hemos comido merluza negra. Ha sido uno de los restaurantes más caros en que hemos comido (aunque los precios eran muy bajos comparados con los de un restaurante de categoría similar en España). Además nos han colado un 10% de propina “voluntaria” en la factura que nos han sacado después de pagar con las tarjetas. Imposible discutir la cuestión.

Poco a poco vamos conociendo a la gente del grupo. Hoy anoto a una joven pareja de vascos: Xabi y Marikarmen que, entre ellos hablan en euskera. También una pareja de catalanes ya mayores, Anna y Antonio, que viven en Berga. Y, ¿cómo no?, a José Francesch i Garmiñe, que viven cerca de San Sebastián y él es un políglota consumado. Son un matrimonio ya mayor encantador y con un gran espíritu deportivo a pesar de su edad.


7.- Un día de problemas… solucionados al fin (23/11/07)

Hoy, a primera hora, al querer tirar una foto delante del hotel, me he dado cuenta que tenía la máquina estropeada: la pantallita gráfica aparecía como rajada. He pensado que la causa solo podía ser un fuerte golpe. Rememorando la jornada de ayer, he recordado que, al entrar por la noche en un taxi, me di un fuerte golpe con la puerta y que llevaba la cámara en el bolsillo sin protección. Yo podía tirar fotos mirando por el visor y la máquina parecía funcionar correctamente. Esta tarde cuando llegue a El Calafate, lo comprobaré. De todas maneras duplicaré la mayor parte de fotos con la cámara fotográfica incluida en la máquina de filmar y le pediré a Modesto que, en caso de tener problemas, me proporcione alguna de las suyas.

Pero Henar y Modesto también habían tenido problemas, pues a Henar le desapareció el monedero con alguna documentación y alguna tarjeta de crédito y tuvieron que ir a la policía a presentar la denuncia. Por suerte no estaba el pasaporte. Posteriormente, ya de vuelta a España, se enteraron que la había extraviado en el restaurante Tía Elvira y el mismo restaurante se lo comunicó y se encargó de devolverlo todo a su domicilio.
 
Ya está bien de contar desgracias! Pasemos pues a lo nuestro: el viaje. Como hoy teníamos toda la mañana libre, hemos hecho una excursión opcional.

Hemos salido de Ushuaia por la carretera R.N. 3 bordeando los montes Olivia y Cinco Hermanos. Nos hemos parado en un paraje desde el que se contemplaba el valle Carvajal y una enorme turbera. Las turberas son un rasgo característica de la vegetación de la Tierra del Fuego. La turba está constituida por restos de vegetales, especialmente musgos y alguna gramíneas acumulados y comprimidos en depresiones del relieve. El proceso de formación de la turba sólo es posible en ambientes húmedos donde se registran bajas temperaturas que impiden la descomposición de la materia orgánica.

Nos hemos dirigido a un espacio vallado donde se crían varias razas de perros adaptados a la nieve y a arrastrar trineos. Sobresalía la abundancia de huskies siberianos y canadienses. Hemos podido acariciar algunos de ellos y tener en brazos algún cachorro. Alguno daba grandes aullidos a instrucciones del cuidador-entrenador. La idea era hacer una exhibición de arrastre de trineos, pero no ha podido ser porque, excepcionalmente, había un solo cuidador.

Más adelante un cartel indica el paso Sobrestante Luís Garibaldi que es el punto más alto y paso de montaña en la cordillera fueguina. Un pequeño desvío lleva hacia le mirador de Laguna Escondida, desde donde se tiene un vista magnífica de este pequeño lago y, en un segundo plano, del lago Fagnano, el sexto más grande de toda América del Sur.
 
Lago Fagnano desde su orilla

Desde este punto hemos descendido por un largo camino de tierra pedregosa con algunas pequeñas cascadas en la ladera de la montaña hacia la laguna Escondida. La bajada ha sido magnífica e iba mejorando a medida que nos íbamos acercando al lago. Frente a la laguna Escondida y dominando todo el panorama está el hotel Petrel, rodeado de un tapiz de flores amarillas.

Nos hemos acercado al lago Fagnano para tomar algunas y fotos y hemos emprendido el camino de vuelta, pues se estaba haciendo tarde.

Por cierto, la guía ha aprovechado la excursión para introducirnos en la preparación de la hierba mate. Ha explicado todo el proceso al tiempo que la preparaba y los que han querido han podido probar la pócima. A pesar de la advertencia de que estaba muy caliente, alguien se ha quemado un poco los labios y la lengua.

De regreso hemos comido cordero patagónico en un restaurante situado en el complejo de esquí Las Cotorras. Quizás sea porque estábamos fuera de temporada y no había movimiento de clientes –solo estábamos nosotros- la comida me ha parecido recalentada y no me ha gustado mucho. Al salir de comer hemos aprovechado para pisar una turbera con la sensación que te hundes lentamente y que el agua subyacente va aflorando alrededor de tus zapatos.

De vuelta a Ushuaia nos hemos dirigido directamente al aeropuerto de donde el avión salía a las 15h hacia El Calafate. He aprovechado un momento para ir a un cajero automático a sacar dinero. He pedido 500 pesos argentinos y el cajero no ha efectuado la operación y me ha devuelto la tarjeta. Ha venido la guía y lo hemos intentado otra vez con idéntico resultado. Estaba seriamente preocupado pensando que quizás saldría el dinero con posterioridad y lo recogería la primera persona que acudiese al cajero y he marchado con esta preocupación a embarcar, pues se estaba haciendo tarde. Al llegar al grupo se ha terminado mi preocupación, pues me han dicho que el máximo reintegro que admiten los cajeros automáticos en Argentina era de 320 pesos.

Un poco más de una hora ha durado nuestro vuelo. Al llegar nos hemos hospedado en el Hotel Posada los Álamos, que se extiende a ambos lados de la calle sobre una superficie con 2000 m² de parques y jardines. Me ha gustado mucho y los detalles de madera, hierro y piedra crean el complemento de su ámbito especial de hotel patagónico.

Hemos salido inmediatamente a solucionar nuestros problemas. Henar y Modesto tenían problemas con su tarjeta de crédito. Les hemos dicho que si no lo arreglaban que no se preocupasen que para esto estamos los amigos. Finalmente han podido solucionarlo y han quedado muy tranquilos.

En El Calafate no ha habido ningún problema con el cajero automático pudiendo sacar los pesos que me han interesado y también hemos podido cambiar 200$ americanos.

Posteriormente he ido a una tienda de fotografía y hemos comprobado que la cámara fotográfica tiraba las fotos perfectamente. He copiado las que había en un CD y me he quedado tranquilo, aunque algunas, por seguridad las seguiré tirando con las dos máquinas.

Hemos ido a un supermercado a comprar algo de comida para los cuatro, porque mañana, en nuestra visita al glaciar Perito Moreno, haremos picnic. Modesto y yo nos hemos encargado de comprar dos botellas de vino para hacer pasar el frío mañana ante el hielo.

Hemos salido a comer unas pizzas.


8.- El glaciar Perito Moreno: un espectáculo inenarrable (24/11/07)

El Calafate está situado junto al lago Argentino y es la puerta de entrada al Parque Nacional Los Glaciares, uno de los espectáculos más fascinantes y emotivos que la naturaleza ha creado. El nombre de la ciudad proviene de un arbusto espinoso muy típico en estas latitudes.

Hemos salido del hotel a la 8h en dirección al parque que está a unos 80 Km. de distancia.

El Parque Nacional Los Glaciares, de 717.800 ha de superficie, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. De los 356 glaciares que se encuentran dentro del parque, el Perito Moreno es el más conocido a nivel mundial.

El glaciar Perito Moreno es un impresionante río de hielo que hunde sus bloques azules en las profundidades del lago Argentino. Tiene 3 Km. de ancho por una docena de largo y 60 m. de alto en su parte más elevada. Avanza 100 m. cada año y la parte frontal del glaciar oscila hasta tocar la costa de enfrente, la península Magallanes, donde se encuentra la pasarela desde la cual observaremos el glaciar en un momento de nuestra excursión. Cuando tiene lugar el contacto, por el avance, se forma un dique de hielo que cierra el paso de las aguas desde el Brazo Rico al Canal de los Témpanos (en el mismo lago Argentino). Las aguas del Brazo Rico aumentan su nivel presionando y erosionando la masa de hielo hasta producir pequeñas filtraciones y desprendimientos que se incrementan hasta formar un túnel por el cual fluyen nuevamente las aguas hacia el lago Argentino. Finalmente este túnel se derrumba, en un espectáculo de singular belleza, quedando separado el glaciar Perito Moreno de la Península Magallanes para comenzar de nuevo este lento proceso, que no se produce cada determinado número de años, sino que puede ocurrir en cualquier momento.
  
Glaciar Perito Moreno desembocando al lago Argentino

Nuestro autocar se ha dirigido al Brazo Rico para embarcar en un catamarán que nos ha de llevar frente a una de las paredes del glaciar que choca contra península Magallanes. La primera visión del glaciar la hemos tenido desde el autocar cuando circulaba por la llamada Curva de los Suspiros.

Embarcados en el catamarán, éste se ha ido acercando a la pared del glaciar. Es una visión difícil de describir por su enorme belleza. El hielo que se eleva en paredes verticales de hasta 60 m. presenta una gama de azules incomparable. El catamarán va desfilando lentamente delante del glaciar y en cada momento se descubren nuevos detalles. Creo que las fotos y películas no hacen justicia a tanto esplendor para los sentidos.
 
Hemos regresado al autocar y nos ha conducido a la pasarela de observación de la península Magallanes en el mismo punto en el que el glaciar contacta con ella y situada sobre el Canal de los Témpanos en el que se producen continuos desprendimientos de trozos de hielo que caen sobre el agua con gran estruendo. Viendo las rajaduras que tiene el hielo se puede intentar adivinar dónde tendrá lugar el próximo desprendimiento.

Aquí mismo hemos hecho nuestro picnic y hemos bebido nuestro vino, siendo admirados (¿envidiados quizás?) por los numerosos turistas que estaban contemplando los desprendimientos del glaciar. Incluso Modesto y yo nos hemos hecho unas fotografías en manga corta…
 
El impresionante glaciar Perito Moreno

Desde este mirador se contempla el glaciar en toda su magnitud: es un gran río de hielo que desciende entre las montañas, desde la lejanía, entre nubes. Estas montañas tienen las cumbres cubiertas de nieve, pero no así las laderas bajas entre las que desciende el glaciar. También quiero hacer mención de los notros, unos árboles típicos del sur de Argentina y Chile con unas flores rojas preciosas que destacan en la blancura del hielo y de la nieve.

Hemos regresado al hotel a las 16h. Después de descansar un poco hemos salido a dar un paseo y a buscar un restaurante para cenar.

Siguiendo el consejo de Xabi y Marikarmen hemos ido al restaurante El Puesto. Es un sitio pequeño que podríamos calificar de cocina de autor. Hemos comido unas lentejas excelentes y la carta de postres era muy aconsejable. Le hemos preguntado al maître si el licor de Calafate era una bebida simplemente turística y nos ha comentado que se podía beber. La hemos probado y además hemos probado también un buen orujo argentino (de Córdoba), que era muy alcohólico.
 
Después hemos ido al mismo supermercado de ayer a comprar las provisiones, porque mañana también vamos de picnic. También hemos comprado vino y hemos tenido una sorpresa, pues por una botella de buen malbec que parecía tener un precio de 48 pesos argentinos nos han cobrado solo 16.
Con este buen sabor de boca y, sobre todo, con la satisfacción de haber pasado un día maravilloso, nos hemos ido a descansar esperando que nos deparará el día de mañana.


9.- Engaño y excursión fallida a los glaciares Upsala y Onelli (25/11/07)

Hoy tocaba hacer la excursión opcional a los glaciares Upsala y Onelli, uno de los hitos del viaje. Y digo tocaba porque no ha podido llevarse a cabo. Hace una semana había tenido lugar un gran desprendimiento de hielo en el glaciar Upsala y los enormes icebergs resultantes han taponado la entrada del mismo y del Onelli. Yo personalmente entiendo que pueda suceder esto, pero lo que no acepto es que, para no perder los ingresos de la excursión, no se avise que no puede hacerse antes de empezar para que cada uno pueda tomar su propia decisión cuando es obvio que no se podrá entrar en el Brazo Upsala porque han estado el día anterior y han visto la situación.

Hemos salido del hotel a la 7h 30m y nos habíamos levantado a la 5h 45m- Hemos hecho un largo camino en autocar (más de 50 Km.) hasta llegar a Puerto Bandera. Tengo que decir, llegado a este punto, que la atención personal de la agencia de viajes durante el día de hoy ha sido nula: nadie nos ha acompañado en el autocar y, en llegando a Puerto Banderas, hemos tenido que comprar las entradas al Parque Nacional haciendo una larga cola y hemos tenido que descubrir dónde estaba nuestra embarcación (bastante lejos, por cierto) lo que nos ha exigido una buena carrera.
  
Iceberg en la excursión al glaciar Upsala

Nuestro barco era pequeño comparado con otros que habíamos visto en el embarcadero. Tan solo entrar en el barco nos han comunicado lo del desprendimiento en el glaciar Upsala y que la entrada estaba bloqueada por una gran línea de icebergs y que el capitán, al llegar allá, decidiría si se podía entrar.

Hemos seguido navegando por el Brazo Norte, en el que habían numerosos icebergs, estos trozos de hielo de los que solo asoma 1/10 parte estando el resto sumergido en el agua lo que los hace muy peligrosos para la navegación (recuerden el Titanic). Al acercarnos al Brazo Upsala, bloqueado por el hielo, hemos podido vislumbrar el glaciar a unos 13 Km. de distancia. Este glaciar es el más grande del Parque Nacional de Los Glaciares. A la vista de la situación nos han dicho que nos llevarían al glaciar Spegazzini.

Este glaciar se caracteriza por ser el más alto de los que se visitan y por la particularidad de no presentar signos de retroceso, fenómeno común a todos los glaciares del mundo. Es alimentado por los glaciares Mayo Norte y Peineta. Está considerado como uno de los más encantadores por su entorno natural.

De hecho hemos perdido más tiempo del necesario en la visita a este glaciar y, como hemos visto que teníamos tiempo de sobra, hemos hecho el picnic en el mismo barco y nos hemos tomado nuestro vino (las dos botellas entre los cuatro).

Ya de regreso, al pasar de nuevo ante el Brazo Upsala, nos han comunicado que seguían las mismas condiciones adversas y que, por lo tanto, no podríamos entrar. No hacían falta explicaciones, pero hubiera sido mejor decir la verdad desde un principio y no marear la perdiz.

A pesar del mal humor que he ido destilando a lo largo del escrito correspondiente a este día, he de decir que la excursión me ha parecido magnífica y que me ha impresionado la gran cantidad y variedad de icebergs y el tamaño de algunos. No olvidemos que estamos haciendo un gran viaje y que no vale la pena amargarnos por los inconvenientes que puedan surgir, aunque es cierto que en el momento en que suceden te provocan muy mal humor.

Nos hemos perdido, pues el glaciar Upsala y el lago Onelli, en el que desembocan tres glaciares y que está lleno de témpanos de hielo y en que hubiéramos hecho picnic.

Dadas las circunstancias hemos regresado al hotel con dos horas de adelanto sobre el horario previsto que era a las 17h.

Hemos salido a pasear por El Calafate. Modesto estaba buscando una cartera de carpincho (¿se llama así?), pero no ha encontrado la que buscaba. Lucín ha aprovechado para comprarse un polar rojo muy bonito.

Hemos ido a cenar al restaurante Casimiro, del que Modesto tenía información. Son tres restaurantes con la misma razón social y nosotros hemos ido al más importante. La verdad es que hemos cenado muy bien.


10.- Crónica de un viaje en autocar regular entre Argentina y Chile (26/11/07)

Otro madrugón: a las 6h. Ha seguido el régimen de autogestión del grupo y, francamente, en algunos momentos del viaje –particularmente en la aduana chilena- nos hemos encontrado un poco solos.

A las 7h 30m ha venido a recogernos un autocar para llevarnos a la estación de autobuses en la que teníamos que subir al que hace la línea regular entre El Calafate y Puerto Natales, ya en Chile. El embarque en el autobús ha sido caótico. Nuestro grupo ha estado todo el rato acomodado en sus asientos, pero había algunas personas que subían y bajaban y nadie sabía decirles en qué autobús iban a viajar: en un momento determinado parecía una “remake” del famoso camarote de los hermanos Marx. Finalmente todo el mundo ha estado acomodado y hemos iniciado el trayecto a las 8h 45m También nos habían informado de que el viaje duraría entre 5 y 6 horas y, así ha sido.

Por lo menos, la organización se había preocupado de que nuestro grupo ocupase los 20 primeros asientos del autocar. Pero, primeros asientos “solo hay dos” y los ocuparon “los de siempre”. Explicaré en este momento una situación, debidamente conocida por todos los miembros del grupo, por si alguien que no hubiese compartido con nosotros nuestro maravilloso viaje, osase leer estas reflexiones. Había una pareja, ya mayor, en el grupo que tenía una habilidad extraordinaria para sentarse siempre en los asientos delanteros del autocar, todos los días y todas las excursiones. Cuando el resto del grupo llegaba, ellos ya estaban acomodados. No tenían ninguna consideración para el resto del grupo, habida cuenta que, en este tipo de viajes, suelen compartirse los “mejores” asientos entre todos. Por otra parte, nos daban un poco de pena, pues el señor tuvo algunos tropiezos y caídas y también por la manera cómo preguntaba las cosas: parecía que algunas veces no se enteraba demasiado de las situaciones (y esto que nos comentaron que había sido profesor en la universidad). Curiosamente los guías –tanto los argentinos como los chilenos- jamás aprendieron a pronunciar bien su apellido: le llamaban de Roselo, siendo así que lo correcto era Roselló. He terminado, por hoy, pero, de tanto en tanto, el poder contar alguna “batallita” aligera un poco un largo trayecto por la esteparia Patagonia.

El trayecto se ha hecho largo por lo árido del paisaje, aliviado en algunos momentos por la aparición de grandes rebaños de ovejas con sus crías y por unas aves grandes, parecidas a avestruces (creo que eran ñandúes). Sólo nos ha faltado que, tras un exiguo trozo de carrera asfaltada, la mayor parte del trayecto lo hemos efectuado sobre una carretera de ripio, con las “enormes” velocidades que ello permite.
Y así hemos llegado a la última población argentina, Río Turbio, un centro dedicado a la minería del carbón que, en su momento, tuvo cierta importancia.

Nos hemos ido acercando a la frontera y el chofer nos ha advertido que en la parte argentina no habría problemas, pero en la parte chilena nos harían bajar todas las maletas y, en el mejor de los casos mirarían algunas, pero que era probable que las revisasen todas. También nos ha advertido de que no podíamos pasar ningún tipo de alimento. Hemos rellenado el visado de entrada en Chile.

Al llegar a la aduana chilena hemos bajado las maletas del autocar y se ha hecho realidad el peor de los augurios: las han revisado una por una, abriéndolas encima de unos grandes mostradores para que unos carabineros pudieran manosear su contenido: se ha hecho eterno. Y, a pesar de las advertencias, unos pasajeros llevaban unos bocadillos y unos plátanos. ¿Adivináis quién? Cierto, los de la primera fila (a los que anteriormente me he referido). Y, ¿sabéis que han hecho? Se lo han comido todo delante de los guardias para no dejar nada y, hasta que no han terminado, no hemos podido proseguir el viaje.

En tanto esperábamos hemos estado conversando con un guardia y el conductor del autobús. El guardia nos ha comentado que, en Chile, a los mujeriegos en lugar de llamarles “don Juan” como en España, les llaman “domadores” y que todos los chilenos tiene controlada a la mujer. Le hemos preguntado si decir mentiras no era delito en Chile…

Hemos llegado a Puerto Natales lloviendo y nos han comentado que es habitual que llueva. Estamos hospedados en el Hotel Costa Australis, en una habitación delante del fiordo.

Cobijado entre el canal Señoret y el fiordo Última Esperanza, Puerto Natales (con sus 17.000 habitantes) goza de una situación privilegiada en la región. Se dice que las cuatro estaciones del año transcurren en un día en Puerto Natales: lluvia, sol, viento y tormentas, sucediéndose con sus cambios de luces sobre el brazo de mar, bajo el arco iris, son un auténtico espectáculo natural. Lo certifico.

Hemos ido a una casa de cambio a por pesos chilenos. Psicológicamente no estábamos preparados: en este país todo se cuenta por miles, dado que un euro equivale a 700 pesos chilenos.

Eran las cinco de la tarde y pensábamos tomar un refrigerio para después poder cenar. Hemos encontrado un pequeño restaurante y hemos comido centolla (muy buena), unos mejillones enormes y merluza, acompañado todo de un buen vino chileno. En fin, no nos ha hecho falta cenar.

Hemos regresado al hotel con el fin de tomar algunas fotos del entorno. Se ha puesto a llover y lo que hemos tomado ha sido un “pisco sour” en el bar y nos hemos retirado a la habitación para prepararnos para la excursión de mañana.


11.- Las Torres del Paine (27/11/07)

Hoy es el día de la excursión a las Torres del Paine. Creo que puede calificarse de impresionante y hemos podido ver las Torres en toda su majestuosidad y digo esto porque hemos tenido un día muy claro, excepcional, pues, según nos habían dicho, por activa y por pasiva, casi siempre están cubiertas por las nubes.

Hemos salido del hotel a les 7h 30m y hemos hecho nuestra primera parada en un pequeño núcleo de población con una gran tienda de souvenirs en la que nos hemos detenido y en la que algunos compañeros han aprovechado para efectuar las “mejores compras de su vida”. Como siempre… A ver el pueblo sólo se han acercado Marikarmen y Xabi.

Nuestra siguiente parada ha estado en la Cueva del Milodon. Es una gran cueva de 80m de entrada, 200m de profundidad y 30m de altura. Se distinguen tres estratos: el superior con vestigios de asentamientos humanos, el intermedio con huesos de animales de especies extinguidas y el inferior con restos de milodontes. El milodón es un perezoso gigante que, hasta hace 10.000 años, habitó exclusivamente en América del Sur. El descubrimiento de sus restos, a finales del siglo XIX, provocó una especie de locura en el mundo paleontológico. Mucha gente creía que todavía existían ejemplares vivos.
  
Las espectaculares Torres del Paine

En nuestro camino hacia las Torres hemos pasado cerca de la frontera argentina donde hemos visto señalado un campo de minas, testimonio de los recientes conflictos entre ambos países. También ha aprovechado el guía para contarnos algunas cosas sobre el crecimiento económico del cono sur y de la influencia que en el mismo tuvieron las familias Menéndez y Nogueira y sobre todo la del judío lituano Mauricio Braun que llegó con su esposa y sus hijos Mauricio y Sara, huyendo de las persecuciones que los judíos sufrían por entonces en el imperio ruso. Estas tres familias, emparentadas entre ellas por los casamientos entre sus hijos, llegaron a controlar toda la economía de la zona, fundando al Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego.

Siguiendo hacia nuestro objetivo, hemos hecho una parada junto al lago Sarmiento para tener una primera visión de las Torres del Paine: el día, como he dicho antes, era magnífico.

Pero, ¿qué tiene de particular las Torres? El macizo del Paine aparece aislado en medio del campo llano, como un espejismo, dominando un paisaje de 20 lagos y 15 lagunas, unidos por 13 ríos torrenciales que forman un paraíso de prados y bosques. Tiene también 7 imponentes glaciares y ventisqueros. Desde 1978 es Reserva de la Biosfera de la UNESCO. El macizo surgió hace 12 millones de años impelido desde la tierra. Se distinguen en él dos colores: una banda superior de color rojizo oscuro, formada por sedimentos de tierra depositados, y otra inferior, de color grisáceo, que es el magma enfriado al salir de dentro de la tierra. Durante la glaciación hubo un movimiento tectónico que levantó las montañas tan violenta y limpiamente, que los sedimentos que había depositados sobre el suelo se quedaron en su sitio y ahora están a 3.500m de altitud. Entre otras partes del macizo cabe destacar: las Torres del Paine, los Cuernos del Paine y el Paine Grande.

Hemos continuado nuestro viaje y nos hemos encontrado con un gran rebaño de guanacos (unos camélidos propios de todo el cono sur). Curiosamente, cada vez que intentábamos fotografiarlos, se daban la vuelta y nos enseñaban sus cuartos traseros (mejor llamarlos así, o ¿no?). Nos ha dicho el guía que cada macho alfa tiene unas 40 hembras y que, cada año, los más jóvenes luchan entres sí para convertirse en el macho alfa.
Hemos seguido hasta la laguna Amarga, en donde hemos tenido una vista más cercana y, naturalmente, mejor. Siguiendo hacia al lago Nordenskjold, hemos tenido una visión perfecta de los Cuernos del Paine (los mayores cuernos de Chile, según el guía) y del Paine Grande con su glaciar. Quiero hacer notar los colores diferentes de las aguas de dos lagos que teníamos delante: uno era verde y el otro de un azul precioso. Bordeando el lago Pehoé hemos visto la Cascada Grande y hemos comido en un restaurante cerca del lago.

Tras atravesar el río Grey por un puente nos hemos dirigido a un mirador del lago del mismo nombre. Para empezar hemos atravesado un pequeño puente colgante de madera para peatones con un viento fortísimo que nos ha hecho temer por la integridad física de nuestras esposas cuando lo estaban atravesando. Hemos pasado junto a unos ciervos huemules, típicos de la zona, que estaban muy tranquilos ante nuestra presencia.

Al final de nuestro paseo se extendía una ancha playa entre nosotros y el lago (pienso que su anchura podía ser de un kilómetro). Hacía un viento terrorífico que nos echaba la arena sobre la cara, pero el trayecto valía la pena. Ante el lago, con muchos icebergs procedentes del glaciar Grey, había una vista maravillosa de los Cuernos del Paine.

A la vuelta, hemos atravesado el río Serrano y hemos hecho nuestra última parada junto al lago Toro.

A la vuelta hemos ido a la Agencia 21 de Mayo a reservar el viaje de mañana a los glaciares Balmaceda y Serrano (nos ha costado 45.000 pesos chilenos por persona). Hemos comprado comida y bebida para el picnic de mañana y hemos regresado al hotel.

Por la noche hemos ido a cenar al Centro Español, donde nos han atendido muy bien y hemos descubierto que un congrio chileno no tiene nada que ver con uno de los nuestros. Había una cocinera inenarrable a la que Lucín le ha dicho que estaba muy guapa. No sé si se lo ha creído, pero para quedar bien no hace falta decir mentiras tan gordas.


12.- Balmaceda y Serrano y los “calores excesivos” (28/11/07)

Hoy hemos hecho la excursión a los glaciares Balmaceda y Serrano. Hemos subido al barco en Puerto Natales y hemos empezado la navegación por el Canal Señoret antes de entrar en el fiordo Última Esperanza. El agua estaba tranquila, pero nuestra pequeña nave avanzaba a gran velocidad por lo que estar sobre cubierta era un poco complicado por el fuerte aire y por el agua que salpicaba por ambos lados.

Unos 15 minutos después de la salida hemos pasado por delante de Puerto Bories, complejo industrial frigorífico fundado por la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego en el año 1913. En su época de apogeo fue el puerto de embarque de productos ganaderos de gran parte de las estancias de la Patagonia chileno-argentina.

A continuación hemos pasado ante el fiordo Eberhard, primer punto de colonización ganadera en 1887, iniciada por el capitán Hermann Eberhard. Aquí hemos empezado la navegación por el fiordo Última Esperanza propiamente dicho.

A medida que avanzábamos el paisaje era más espectacular y las laderas del fiordo, cada vez más escarpadas, se asemejaban a los que habíamos visto en Noruega.

Seguidamente, tras unas dos horas de navegación, hemos avistado una isla con una colonia de cormoranes. Centenares de estos pájaros, que parecen pequeños pingüinos, permanecen aquí durante 3 meses en la temporada de verano hasta que sus pichones aprenden a volar. Tal como vamos avanzando por el fiordo, el paisaje es cada vez más agreste y atractivo por sus vigorosas montañas.

Hemos visto también una pequeña colonia de lobos marinos. Había visibles unos 4 ó 5, aunque podían ser muchos más. Según el guía, permanecen en este lugar casi dos meses durante el verano, hasta que las crías aprenden a nadar y los adultos hacen su apareamiento.

Han seguido unos altísimos acantilados, un lugar ideal para los cóndores que suelen habitar aquí todo el año. Es espectacular ver desde el barco sus fabulosos vuelos de planeo.

Tras haber avistado en la lejanía las Torres del Paine nos hemos ido acercando al majestuoso monte Balmaceda con el glaciar del mismo nombre. Dicho monte tiene una altura de 2.035m y existen muy pocos datos de que haya sido escalado hasta su cumbre principal. El glaciar, impresionante y al que hemos fotografiado desde todos los ángulos posibles, está en retroceso como casi todos los del planeta. Hace solo unos 20 años, la caída del hielo llegaba hasta el nivel del mar de forma continua: la situación actual da una pauta de la velocidad del retroceso.

Hemos seguido navegando un corto trecho hasta llegar al embarcadero de Puerto Toro, donde hemos procedido a desembarcar. Hemos caminado un kilómetro a través de un maravilloso bosque nativo por la ribera del lago Serrano y, ante nosotros ha aparecido el espectacular glaciar Serrano que llega hasta el lago que está lleno de pequeños icebergs. Los dos glaciares visitados pertenecen al Parque Nacional Bernardo O’Higgins.
 
Glaciar Serrano del Parque Nacional Bernardo O’Higgins

Con motivo de la visita he podido hacerme una foto con un trozo de hielo del glaciar en las manos.

Pero lo que ha ocurrido, y no puedo dejar de referirme a ello, es que la temperatura ha ido aumentando a medida que avanzábamos en nuestra corta excursión hacia el glaciar Serrano y todos nos hemos ido aligerando la ropa y hasta alguna chica se ha quedado en manga corta. Lo fatal ha sido que uno del grupo (y no quiero citar nombres porque nos podría haber pasado a todos si hubiésemos tenido en cuenta las advertencias sobre frío polar que tendríamos que soportar) se había abrigado excesivamente las piernas (¡toma eufemismo!) y estaba ansioso de regresar al barco para poder “quitarse las bragas”, según expresión suya muy gráfica.

Antes de regresar a la embarcación nos hemos dirigido a un pequeño puente de madera desde donde había una inigualable vista del lago y del glaciar.

Tras embarcar, nos han ofrecido un pisco sour con hielo del glaciar. Nada del otro mundo, pero muy exótico.

Ya de regreso hemos hecho una parada en la Estancia Perales para comer. Nosotros hemos tomado nuestro picnic en un verde prado con unas vacas y sus ternerillos cerca de nosotros: era un lugar idílico con unas bellas montañas de fondo. Hemos comido bien y bebido buen vino, y todo ha quedado como muy rural. También han hecho picnic en “nuestro comedor” Marikarmen y Xabi y José y Garbiñe.

Llegados a puerto, hemos paseado un poco e ido a cenar en nuestra última noche en Puerto Natales.


13.- Seguimos en Chile pero, ¿dónde está Bárbara? (29/11/07)

A las 8h nos ha recogido un autocar de línea regular para trasladarnos a Punta Arenas. Menos mal que no nos han obligado a ir cargados a la estación de autobuses (aunque fuera en un autocar) como nos ocurrió en El Calafate.

Punta Arenas está a unos 230 Km. al sur de Puerto Natales, pero es el aeropuerto más próximo y hoy nos tocaba desplazarnos a Puerto Montt, que está al norte. Este paradójico movimiento (primero hacia el sur y después más al norte) se debe a que Chile es un país extremadamente estrecho y alargado y tiene una costa muy recortada que imposibilita hacer una carretera, si no se hacen muchos puentes para atravesar loa múltiples fiordos. De hecho la carretera Panamericana solo llega hasta Puerto Montt. La parte más difícil está entre esta última ciudad y Puerto Natales. En cambio, entre Puerto Natales y Punta Arenas, el espacio es más amplio y se ha construido una buena carretera.

La mayor parte del viaje hemos atravesado de nuevo Patagonia pura y dura, con su casi nula vegetación y sus anchas estepas con algunos animales solitarios: hemos perdido de vista las montañas cubiertas de verde vegetación y los innumerables fiordos y cursos de agua. La carretera estaba alejada del mar. Yo, particularmente he aprovechado el viaje para echar alguna que otra cabezada.

Al llegar al autocar nos ha llevado directamente al aeropuerto, antes de entrar en la ciudad. La persona de la organización que nos había recibido el día de nuestra llegada a Puerto Natales (y de la que nada más supimos) nos dijo que al llegar al aeropuerto de Punta Arenas nos estaría esperando, para darnos el soporte necesario, una chica de la organización: Bárbara. Sólo el nombre hizo crecer les expectativas de algunos de los miembros masculinos de la expedición, aunque fuese de broma. ¡Pensad que imaginación!.Una chica que no conocíamos y con las esposas vigilando. ¡Lo que puede hacer un solo nombre en un país extraño!

A pesar de tan sentida ausencia, nos hemos organizado muy bien, aplicando el grupo los métodos de autogestión habituales, y hemos efectuado correctamente todos los trámites en el aeropuerto y a las 13h 15m despegaba nuestro avión.

El viaje ha sido muy bueno y yo he tenido la suerte de viajar junto a un señor chileno (que me ha dicho que era investigador farmacéutico) con el que he mantenido una conversación muy interesante de temas latinoamericanos y específicamente chilenos.

Hemos llegado a Puerto Montt a las 15h 30m y nos hemos encontrado con el guía de turno. Lo primero que ha hecho ha sido proponernos visitar el pueblo de Frutillar (que en el programa estaba previsto para mañana) y de esta manera, al día siguiente, podríamos efectuar una excursión opcional a la isla de Chiloé. Después de una rápida deliberación, la mayoría hemos decidido aceptar la excursión de mañana. Modesto y Henar han preferido ir por su cuenta mañana y visitar Puerto Montt.

Al llegar a Frutillar nos han dejado en el Museo de la Civilización Alemana a las 16h 50m. Ocupa la ladera de un barranco en un monte junto a la población. Consta de 5 edificios de madera, trasladados aquí desde sus lugares de origen y comunicados por sendas flanqueadas por jardines. En los edificios no se respira la dificultad de la aventura que fue la colonización, sino el orgullo del éxito. Hemos visto un molino hidráulico, un gran edificio con un techo cónico que servía para trillar los cereales a cubierto y una casa particular con muebles y utensilios de época.

Pero, ¿cuál ha sido nuestra sorpresa al llegar al edificio que estaba en la cima y ya estaba cerrado? Nos han dicho que el museo se cerraba a 17h 30m y que teníamos que marchar. Y el guía no nos había dicho nada.

Esta situación nos ha hecho enfadar y se lo hemos comentado al guía, pero, la verdad sea dicha, no nos ha hecho el más mínimo caso. Nos hemos quedado en el pueblo para verlo. Frutillar esta situado a la orilla del lago Llanquihue y con la imponente mole del volcán Osorno más allá del lago (volcán estéticamente perfecto, pero que no hemos podido contemplar por hallarse estos días cubierto de nubes). Hemos recorrido un paseo junto al lago flanqueado por unas hermosas casas de estilo alemán. Hemos terminado el paseo con paraguas porque llovía. Hemos llegado hasta el nuevo auditorio que se está construyendo junto al lago para albergar las Semanas de Frutillar, festival de música clásica que se celebra en la última semana de enero y la primera de febrero.

Hemos marchado a la cercana población de Puerto Varas donde estamos alojados en el Hotel Puelche. Es un hotel muy moderno y está situado frente a al lago Llanquihue. Ha habido algún lío al repartir las habitaciones, pues algunos matrimonios querían habitaciones con cama doble, pero no habían suficientes.

Puerto Varas tiene unos 22.000 habitantes y es un centro de servicios turísticos. Es conocida como la “ciudad de las rosas” por la cantidad y exhuberancia de las mismas.

Llovía mucho y nos hemos quedado a cenar en el restaurante del hotel donde hemos comido muy bien y contemplado, posiblemente, el mejor arco iris de mi vida. Sobre el lago era espectacular, pues se veía completo.


14.- Chiloé y el curanto (30/11/07)

La visita a la isla de Chiloé ha resultado interesante en muchos sentidos: cultural, paisajística, gastronómico, etc. Siempre es una sorpresa encontrar una cosa mucho mejor de lo que se espera. Hemos salido a las 8h de la mañana en un pequeño autocar para embarcarnos en un trasbordador en el puerto de Pargua. En una media hora hemos atravesado el canal de Chacao y hemos llegado al puerto del mismo nombre. Solamente desembarcar hemos visto unos preciosos cisnes cuello negro y unas crías que se subían sobre la espalda de la madre: a esto podemos llamar una manera cómoda de navegar.

En realidad estamos visitando la Isla Grande de Chiloé, la mayor del archipiélago del mismo nombre. La isla fue llamada Nueva Galicia por sus conquistadores. Hay muchas cosas que recuerdan a Galicia: los verdes campos, el mar con sus rías y la abundancia de pescado, la mayor parte exportado a Galicia. Su nombre aborigen significa “Tierra de Gaviotas”.

Hemos hecho nuestra primera parada en la pequeña ciudad de Ancud desde la que se tienen unas soberbias vistas sobre el mar con sus rías, y también de los palafitos (casas construidas sobre el mar que emergen sobre troncos verticales para superar su nivel). Son casas de un colorido muy variado y sobre las que ejerce un efecto muy curioso el movimiento de las mareas marinas. Hemos tenido mucha suerte porque solo ha llovido al final del viaje y hemos tenido muchos momentos de sol en un lugar en el que las lluvias son casi diarias.
  
Palafitos en la isla de Chiloé

Durante el viaje nos han acompañado grandes extensiones de color amarillo. La mayor parte era retama, traída desde España, pero también había una parte que era una mala hierba con pinchos, también con el mismo origen. Las fincas, que ellos llaman fundos son muy pequeñas y hemos podido observar que, por lo general, la gente vive de una forma muy humilde.

Siguiendo nuestro camino hemos llegado a Castro que es la capital y está situada en el mismo centro de la isla. En primer lugar hemos visitado la Catedral de San Francisco construida toda ella con las maderas nobles de la isla: alerce, coihue, ciprés, etc. El exterior está cubierto con placas de hierro para proteger la madera de la intemperie. Las iglesias de la zona suelen ser de madera y, de las 150 censadas, 16 están en el Inventario del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Esta situada cabe a la imponente Plaza de Armas, alrededor la cual se desarrolló toda la ciudad. Tiene un claustro, también de madera, de cierto interés.

Seguidamente hemos visitado un mercado campesino. Había una parte dedicada a los vegetales con unas verduras de aspecto magnífico y dos tipos de algas que se secan y después, debidamente remojadas, se emplean para cocinar. Pero me ha impresionado mucho más la parte dedicada al pescado con su gran variedad y el tamaño enorme de los mejillones y las almejas. Sobresalía el salmón, ligeramente ahumado, que vendían en trozos. Nosotros hemos comprado una porción, que hemos comido para cenar, y estaba muy bueno. Y el precio… unos 3,50€ el kilo.

Nuestra siguiente parada ha sido un mercado de artesanía en el que había interesantes piezas de madera tallada y ropa de lana muy fina. En este punto ha empezado a llover.
Nos hemos dirigido a un albergue rural en el que hemos comido. Es un albergue parecido a los que tenemos en España que había recibido apoyo e instrucción del gobierno vasco y también préstamos del gobierno chileno. Todo el beneficio lo reinvierten en el negocio que van ampliando, poco a poco, año tras año. Es un negocio familiar y el trato ha sido muy amable. Nos ha recibido toda la familia y en primer lugar nos hemos dirigido a un edificio que hacía los efectos de lo que podríamos llamar cocina.

Hemos comido el plato típico de la isla: el curanto, cocinado tal como hacían los aborígenes. Se hace un agujero bastante profundo en el suelo y se ponen unas piedras en la base que se calientan al máximo, quemando leña encima. Una vez en su punto de calor, se apartan las brasas y se pone encima de las piedras el alimento a cocinar: trozos de pollo, ternera y cordero envueltos en papel por separado y se rellena todo con unos mejillones enormes y patatas enteras sin pelar. Se tapa todo con unas hojas enormes de una planta que crece por allí y se pone encima la tierra que se había sacado para hacer el agujero y se deja que se vaya cociendo todo al calor de las piedras. Se deja así unas dos horas que es el tiempo estimado para que esté todo cocido.
  
Curanto, cocinado al estilo aborigen

Cuando nosotros hemos entrado en la estancia, han descubierto la comida y hemos comido allí mismo unos mejillones que estaban jugosos y muy buenos. Nada que ver con los que habíamos comido en otras partes durante el viaje.

Hemos marchado a otra estancia y nos hemos sentado todos en una gran mesa y nos han servido grandes bandejas de la comida que se había cocinado y también pan de patatas. Todo acompañado con un excelente vino chileno. Ha sido una comida muy agradable y nos ha acompañado la señora de la casa.

Hemos rematado el ágape con un buen flan, un té con menta y un chorrito de whisky. Perfecto. Y creo que nos ha servido para conocer el país más de cerca.

Ya de vuelta ha seguido lloviendo, pero hemos hecho una nueva parada en Ancod para visitar el Fuerte de San Antonio que fue el último reducto de la resistencia española en Chile.

Al regresar al hotel, he marchado a Puerto Varas para hacer una visita a la población y he comprado algo de vino y agua para cenar nuestro salmón ahumado de Chiloé.

Durante el trayecto de hoy, el guía nos ha dado algunas explicaciones. Nos ha dicho que Puerto Montt tiene unos 220.000 habitantes y que la actividad más importante es la pesca y tratamiento del salmón. Los aborígenes del país son los indios mapuches, también conocidos como araucanos. Mapuche significa “gente de la tierra” y hablaban el maputumbun o “lengua de la tierra”.


15.- Comenzamos el Cruce de Lagos. Peulla y la laguna El Encanto (01/12/07)

A las 8h de la mañana hemos iniciado nuestro camino hacia Petrohué, desde donde hemos de embarcar hacia Peulla, nuestro destino de hoy. La carretera iba bordeando el lago Llanquihue y debería haber tenido una hermosa vista del volcán Osorno en casi todo su recorrido: a pesar que hacía sol y el día era bastante claro, unas escasas nubes se han posado sobre el volcán y nos han impedido su visión.
Hemos hecho una primera parada junto al río Petrohué que desemboca en el lago de Todos los Santos. Hemos entrado en al Parque Nacional Vicente Pérez Rosales y, tras caminar un buen trecho, hemos llegados a los saltos del Petrohué. El árbol predominante en esta zona del camino es el coigüe, aunque también hay retama, notros y algún ulmo, del que obtiene una miel exquisita. De todas maneras, el árbol más importante de la zona es el alerce, de mucha antigüedad (algunos pueden llegar a los 4.000 años) y de una madera muy noble y vistosa. Esta ha sido la causa de su tala desmedida y que no queden sino unos pocos ejemplares protegidos. La pluviometría anual del parque oscila entre los 3.000 y 3.500 mm. –entre la fauna se encuentra el zorro, el puma, el hiña (una especie de gato montés), el pudu (una especie de ciervo muy pequeño) y el cóndor.
   
Saltos de Petrohué

Los saltos de Petrohué están en el río del mismo nombre antes de desembocar en el lago de Todos los Santos y se deben a la lava del volcán Osorno. Entre las rocas basálticas negras se forman numerosos saltos y cascadas que producen un espectáculo memorable. Seguíamos sin poder contemplar el volcán.

En un momento, en el autocar, hemos llegado al embarcadero de Petrohué, donde hemos tomado un trasbordador para atravesar el lago de Todos los Santos en dirección a Peulla. Este lago tiene la fama de ser el más bonito de Chile. Es un lago agreste, rodeado de una vegetación impenetrable. Debe su nombre al misionero jesuita Nicolás Mascardi que lo descubrió el día 1 de noviembre de 1670.

En este punto hemos comenzado nuestro particular Cruce de Lagos que nos llevará a San Carlos de Bariloche, ya en Argentina. Este circuito une Puerto Varas, en Chile, con San Carlos de Bariloche, en Argentina, con trechos en autocar y navegación por los lagos de Todos los Santos, Frías y Nahuel Hapi. Esta excursión sólo puede hacerse de forma organizada. La monta la empresa chileno-argentina que lleva por nombre Cruce de Lagos.
   

Cascada en el lago de Todos los Santos

El lago de Todos los Santos se halla dentro de un parque natural, pero, a principio del s. XIX, se establecieron algunos colonos en su ribera, a pesar de las dificultades físicas y logísticas que ello representaba, y sus derechos de propiedad han sido respetados hasta la actualidad. De todas maneras, a estas propiedades (una treintena) no se puede llegar por tierra y cualquier comunicación la hacen a través del lago, básicamente acercándose con pequeñas barcas al lado de trasbordador, y recogiendo los encargos o dándolos para su entrega en tierra. Hemos podido observar directamente esta circunstancia y hemos comentado lo solitario de su existencia. Hemos visto una gran cascada que caía sobre el lago y nos hemos acercado hasta ella. La travesía ha sido maravillosa, pero hemos seguido sin poder ver el volcán Osorno. A pesar que, desde el lago se ven las cumbres de los cuatro volcanes de la zona: el Osorno, el Puntiagudo, el Tronador y Cerro Techado.

Hemos llegado a Peulla y estamos alojados en el Hotel Natura, muy bonito y adaptado al terreno.

A las 16h 30m hemos hecho una excursión a la laguna El Encanto. Nos hemos montado en un 4x4, tipo microbús, con doble tracción, llamado Puma. Hemos hecho una primera parado en El Mirador desde donde se obtiene una fantástica vista del lago de Todos los Santos, de Peulla y del Cerro Techado. Hemos seguido hacia el fundo Rigi, una de las 180 propiedades privadas del parque, donde había gran cantidad de animales criados en cautividad, como cabritos, jabalíes, ñandúes, llamas, un avestruz, etc. Había también unos ciervos en un cercado que acudían a escuchar el claxon de nuestro vehículo. Al llegar al fundo, el guía ha puesto comida en un cubo y, de esta manera, los animales se nos acercaban y podíamos tocarlos y hacerles fotos. Ha sido muy interesante.

Hemos llegado río Peulla que hemos atravesado montados en nuestro 4x4. Este río corre por un amplísimo valle glaciar, lo que hace que sea muy ancho y se divida en múltiples corrientes poco profundas. Atravesarlo ha sido muy emocionante, pero, ciertamente, no suponía ningún peligro.
   
Laguna El Encanto

Nos hemos embarcado en el catamarán Coipo, muy pequeño, y al que hemos accedido por una estrecha pasarela que se asentaba directamente en el suelo. Hemos estado navegando unos 20 minutos en total. Nos hemos dirigido al final de la laguna y han parado el motor del catamarán para que pudiéramos disfrutar del silencio del lugar, solamente turbado por los cantos de algunas aves. El agua estaba tranquila, era un espejo sobre el que se reflejaban las montañas que rodeaban la laguna. Los pájaros eran chucaos y huet-huet. Un recuerdo impresionante e irrepetible.

Al llegar hemos ido caminando a ver la Cascada del Velo de la Novia, cercana al hotel y situada dentro del denso bosque de coigües. Era muy alta y nos ha tocado subir un buen trecho para llegar a verla bien. Desde lo más alto empieza un descenso en Canopy.

De regreso hemos ido a ver el pequeño cementerio local, que está en una ladera muy empinada. Está un poco abandonado y había muchas flores artificiales en tierra, como si fuesen naturales. Con el debido respeto, debe ser un poco difícil subir los cadáveres allí arriba.

Al volver al hotel, hemos visto un coipo, que parece un castor pequeño o una rata grande. Lo tenía un señor que lo había encontrado en el bosque y lo cuidaba. Todos hemos dudado de que, algún día, quiera regresar al bosque.


16.- Termina el Cruce de Lagos y casi… nuestra paciencia (02/12/07)

Hoy hemos culminado nuestro Cruce de Lagos. Hemos salido tarde del hotel, eran más de la 10h, y nos hemos dirigido en autocar hacia Puerto Frías. Era un trayecto de unos 27 Km. que ha durado casi dos horas. A la salida de Peulla nos hemos detenido en el puesto de los guardias de fronteras chilenos: ha sido todo un puro trámite.

El trayecto es todo naturaleza salvaje e impresionante. La guía nos ha dicho que teníamos un día muy bueno y con mucho sol y que disfrutásemos del viaje y que tuviéramos paciencia. ¿Sería una premonición, o quizás advertencia, de lo que vendría después?

Hemos hecho una breve parada para contemplar y fotografiar la cascada Las Mellizas que, como su nombre indica, son dos una al lado de la otra.

Hemos seguido por un paisaje impresionante que seguía el profundo cauce del río Peulla del que sobresalían unos árboles enormemente altos. La mayor parte eran coigües. La vegetación sólo cabe calificarla de soberbia y lujuriante.

También nos hemos parado en una pequeña zona llana desde la que había una excelente vista del volcán Tronador cuyo cráter, cubierto de nieve, estaba parcialmente tapado por alguna pequeña nube. Allí nos hemos hecho una foto del grupo.
    
Panorámica del volcán Tronador

Entre tanta naturaleza hemos llegado a Puerto Frías, junto al pequeño Lago Frías en el Parque Nacional de Nahuel Huapi, el tercero del mundo en antigüedad. Al llegar hemos sido sometidos a control por la policía argentina de fronteras: tampoco ha habido ningún problema. Ni tan sólo han hecho abrir alguna maleta de forma aleatoria como acostumbran a hacer la mayor parte de las veces.

Mientras esperábamos que llegase nuestro embarque hemos tenido tiempo de ver unas preciosas araucarias con unas pequeñas hojas en las ramas que parecen cuchillos. Estos árboles tienen forma de palmeras.

Hemos subido a un pequeño barco, que ha cargado también con nuestras maletas, que en unos 30m nos ha llevado a Puerto Blest. El paisaje sigue siendo espectacular y el volcán Tronador impone su presencia.

Hemos comido en un restaurante de comida rápida a toda velocidad, pues teníamos que volver a embarcar con cierta premura. Con lo que después nos han hecho esperar…

Hemos embarcado en el catamarán Cóndor, muy espacioso, y nos hemos dirigido a un pequeño desembarcadero cercano donde hemos bajado para hacer una excursión a la cascada Los Cántaros. Esta cascada es muy larga y empinada y, para llegar a su punto culminante, hace falta subir una larguísima escalera hecha con tablas de madera, que siempre hace el ascenso más asequible que si de un simple sendero se tratara. Pero hay que subir…

A medida que se va subiendo se puede acceder a la cascada por unos miradores muy bien situados que sirven para descansar un poco. Al llegar al punto más alto de la cascada está el lago Los Cántaros, en el que nace, en un paisaje rodeado de montañas muy bonito. Todo el camino junto a la cascada es pintoresco y presenta unas vistas espectaculares y cercanas de la misma. Más allá del lago, hay un alerce milenario (1.500 años) muy interesante y está considerado un árbol monumental. El descenso, como puede suponerse, es mucho más fácil.

Al volver al catamarán han empezado las pruebas de paciencia, a las que me he referido al principio. Allí mismo nos han hecho esperar una hora a un grupo que venía de Chile. Pasada este tiempo, hemos regresado a Puerto Blest donde nos han tenido cerca de otra hora ¡esperando a los que venían de Chile! Finalmente hemos salido hacia Puerto Pañuelo, nuestra antesala a San Carlos de Bariloche. El viaje por el lago Nahuel Huapi (“isla del tigre” en lengua mapuche) es precioso y está rodeado de unas montañas espectaculares. Durante la navegación nos han acompañado numerosas gaviotas que efectuaban vuelos rasantes sobre nuestra embarcación para coger con sus picos la comida que les ofrecían algunos viajeros. Muy bonito.

Hacia las 20h hemos arribado a Puerto Pañuelo, pero las pruebas a nuestra paciencia todavía no se habían agotado. No sabíamos si debíamos bajar de la embarcación, pues primero han llamado al grupo de Catay y después nos han pegado una bronca diciendo que entorpecíamos el camino y que ya nos llamarían.

Finalmente nos han permitido bajar, pero no había llegado nuestro guía. Cuando ha llegado ya estaban nuestras maletas agrupadas, pero como faltaban alguna, nos ha tocado identificarlas. Por otra parte nuestro autocar estaba algo lejos y las maletas las han subido en una furgoneta. Nosotros hemos ayudado a la operación de carga. ¡Más paciencia que el Santo Job! Ha habido algún enfado, pero, al final, ha prevalecido la idea que estábamos de vacaciones y no valía la pena amargarnos la vida.

Hemos llegado al hotel a las 20h 45m En San Carlos de Bariloche estamos en el Hotel Edelweiss, muy moderno y de gran calidad. Hemos hecho planes para mañana y nos hemos ido a comer a un restaurante gallego cercano. Estaba muy bien de precio, pero la comida no nos ha gustado en absoluto. Parecía que lo que algunos han comido no se correspondía con lo que decía en la carta.

En este punto quiero hacer algunas anotaciones sobre el Parque Nacional de Nahuel Huapi y su creador, el perito Pascasio Moreno. Ante el problema de la división fronteriza, Chile y Argentina recurrieron al arbitraje de la Reina de Inglaterra. Se nombró un perito por cada país. La parte chilena pretendía que la división se hiciese por la cuenca de los ríos según se dirigiesen al Pacífico o al Atlántico. Pascasio Moreno, que era el perito argentino, propuso que se hiciese la división de acuerdo con las cumbres más elevadas, que eran invariables, siendo así que el curso de los ríos podía cambiar. Se cuenta que, durante una noche, estuvo trabajando con sus hombres para cambiar el curso de un río. El dictamen fue favorable a los argentinos, con lo que ganaron más de 30.000 kilómetros cuadrados de terreno. El gobierno argentino, agradecido le regaló unas extensiones de terreno junto al lago Nahuel Huapi. Ya mayor lo legó de nuevo al pueblo argentino para que pudiese disfrutar de estos dones de la naturaleza. Posteriormente el gobierno argentino añadió nuevos terrenos y lo convirtió en el actual parque nacional al que puso el nombre del perito. Éste murió, poco tiempo después, en la pobreza.


17.- San Carlos de Bariloche: un entorno espectacular (03/12/07)

Ubicada en la costa meridional del lago Nahuel Huapi, la ciudad de San Carlos de Bariloche es la puerta de entrada a una bella zona de lagos, ríos, cumbres nevadas y ventisqueros. Es una ciudad de vacaciones y durante la segunda Guerra Mundial reemplazó a Europa como centro de vacaciones de los ricos terratenientes argentinos y chilenos. Durante la década de los cincuenta impulsó el turismo de clase media. Durante los sesenta surge el turismo brasileño masivo en invierno. Los setenta ven aparecer otro fenómeno, que aún se mantiene y que aporta la mitad de los turistas que llegan a la ciudad: los estudiantes. Las autoridades han impulsado controles a este tipo de turismo para que la ciudad continúe siendo tranquilo lugar de descanso para el turismo de invierno, semejante en la forma y en el fondo a una pequeña ciudad centroeuropea de turismo invernal de clase alta.

Hemos dedicado la mañana a hacer un circuito en autocar alrededor de San Carlos de Bariloche. En primer lugar nos hemos acercado al Cerro Campanario, a la cumbre del cual hemos accedido en un telesilla con sendas sillas para dos pasajeros. La subida es impresionante, pero lo mejor es la cima, que presenta una vista completa circular, que es considerada como una de las cinco mejores del mundo, dentro de su categoría, por la prestigiosa revista National Geographic. En lontananza se vislumbre la ciudad de San Carlos, pero, en la inmediatez, bajo mismo, se contemplan los múltiples brazos del lago Nahuel Huapi y del lago Moreno y el famoso hotel Llao Llao. También se ve a lo lejos el Cerro Catedral con sus picos que semejan torres góticas de iglesias medievales y su centro de esquí con sus pistas. El espectáculo desde Cerro Campanario es difícil de describir por su extraordinaria belleza.

A continuación nos hemos dirigido a una fábrica de cosméticos, perfumes y aceites, conocida mundialmente. Hemos seguido a la península Llao Llao que es una zona residencial exclusiva con el hotel del mismo nombre. Antes se podía visitar el exterior, pero ahora no dejan con lo que nos hemos limitado a pasar por delante con el autocar y contemplar los jardines. Tiene puerto privado y capilla y desde sus jardines se disfruta de una magnífica vista del lago Moreno y del volcán Tronador cubierto de nieve.

Nos hemos dirigido al llamado Punto Panorámico desde el que se tiene una vista magnífica del lago Moreno, hotel Llao Llao, Puerto Pañuelo, lago Nahuel Huapi e isla Victoria.
  
Lagos de San Carlos de Bariloche

De regreso a San Carlos de Bariloche hemos ido a comer a un restaurante vasco que nos había aconsejado el fotógrafo que nos ha acompañado durante la mañana. Hemos tenido que darnos prisa pues la excursión de la tarde se había programado para una hora temprana. El restaurante era de un chico de San Sebastián que ya tenía un restaurante en Donostia. Vino aquí de vacaciones y se quedó con su esposa. Ahora han venido sus padres y nos ha dicho que el negocio le va muy bien. Venir a comer aquí ha sido un acierto. Aparte del calor humano, hemos comido muy bien y a un precio muy interesante.

Por la tarde hemos efectuado una excursión a Villa la Angostura. Hemos salido de San Carlos de Bariloche, desde donde hay una distancia de 82 Km., por la R.N. 231, bien asfaltada. Hemos pasado en un momento de un terreno estepario (patagónico puro) al bosque andino. La carretera bordea el lago Nahuel Huapi por el norte y presenta unas vistas del lago y del bosque muy bonitas.

Hemos hecho una primera parada en la península Manzano, a unos 8 Km. de Villa la Angostura, de la que forma parte. Insertados en un paisaje magnífico se hallan chalets de madera y enormes jardines. Todo de alto standing: seguramente es la parte más selecta de la zona.

Villa la Angostura es una típica población de cordillera con excelentes alojamientos y restaurantes situada en un enclave de increíble belleza. Se halla muy cerca de un centro de esquí y de numerosos lagos, por lo que esta villa se ha convertido en un gran centro de deportes de invierno y pesca.

Hemos ido a ver el lago Correntoso que se comunica con el Nahuel Huapi por un corto río de aguas bravas que pasa por debajo de la carretera a bastante profundidad. Es un sitio excelente para la pesca de la trucha. La guía nos ha explicado que trajeron las truchas y salmones del estado norteamericano de New York en la primera década del pasado siglo XX.

Seguidamente nos hemos dirigido a contemplar el lago Espejo, que hoy no ha hecho fama a su nombre porque sus aguas estaban movidas debido al fuerte viento que reinaba en este momento.
   
Lago Espejo

De regreso a Villa la Angostura hemos bajado al puerto y hemos visto la bahía Brava y la bahía Calma. No hace falta dar ninguna explicación, pues sus nombres lo dicen todo.

A las 20h 30m estábamos de nuevo en San Carlos de Bariloche y hemos salido a dar un paseo para saber dónde vendían el chocolate Mamushka, uno de los mejores del mundo, según los argentinos. Hemos encontrado algunas tiendas que ofrecen el preciado producto, pero sobre todo nos ha gustado una. Mañana volveremos a ver si hacemos alguna compra.

Como más vale malo conocido que bueno por conocer (aunque este no sea el caso, sino todo lo contrario) hemos vuelto, para cenar, al restaurante vasco en el que habíamos comido, donde nos hemos encontrado con Marikarmen y Xabi, a los que nosotros habíamos hablado de este restaurante. También había dos matrimonios de Bilbao, muy simpáticos, pero de Bilbao. Ahí van dos perlas de ejemplo. Primera: una de las mujeres comentó en voz alta “comer no sé si comeremos, pero lo que es beber…” (iban por la cuarta botella de vino). Segunda perla, sobre el avistamiento de ballenas: “había por lo menos una docena, salían por todas partes alrededor del barco…” (era el mismo día que fuimos nosotros y, según el experto, había solo una ballena y su cría porque ya estábamos en una época muy tardía, pero iban emergiendo en distintos sitios). Pero eran muy simpáticos y hemos terminado hablando de música, del Liceo, y nos han dicho que pensaban que Lucín era de la familia de Cafés Vaqué, de Durango. Ellos mismos se han dado cuenta, por nuestra manera de hablar, que éramos de Jordi Pujol (según sus palabras literales).


18.- Buenos Aires y el tango (04/12/07)

Dado que nuestro avión hacia Buenos Aires despegaba a las 13h 40m, hemos aprovechado el poco tiempo de que disponíamos, después de hacer las maletas para conocer, aunque sea sucintamente, San Carlos de Bariloche.

Nuestro paseo nos ha llevado, en primer lugar, al Centro Cívico que es la parte más bonita de la ciudad y fue inaugurado en 1940. Es de estilo pintoresquista e intenta parecerse a una plaza de una ciudad suiza clásica. De hecho, muchas casas de la ciudad están construidas con piedra y madera y quieren recordar a cualquier ciudad centroeuropea antigua. En el Centro Cívico se encuentra el Museo de la Patagonia, la Intendencia del Parque Nacional de Nahuel Huapi y el Ayuntamiento ocupa el edificio central.

Seguidamente hemos dirigido nuestros pasos a la Catedral de Nuestra Señora de Nahuel Huapi. Es de estilo neogótico y presenta un interesante trabajo en piedra. Tiene 45 vidrieras con temas religiosos e históricos vinculados a la Patagonia. Cabe decir, en este punto, que la mayor parte de iglesias que hemos visitado, tanto en la parte argentina como en la chilena, tenían la bandera del propio país y la del Vaticano flanqueando el altar mayor.

Frente a la catedral se halla un bonito jardín y el puerto de San Carlos sobre el lago. Hay una vista muy hermosa del lago y, al fondo, las montañas cubiertas de nieve.

Ya de vuelta hemos pasado por la chocolatería Matrushka, en la que Henar y Modesto han comprado el producto; nosotros, finalmente, no hemos comprado nada.

Hemos pasado por una casa de fotografía para descargar las memorias de nuestras máquinas. Modesto no ha tenido ningún problema, descargando su máquina en un DVD. Yo, en cambio, aunque la máquina sigue funcionando bien, he tenido bastantes problemas para descargar mi máquina en un CD. Bueno, el problema lo tenían en la tienda.

Finalmente hemos marchado al aeropuerto para coger el vuelo hacia Buenos Aires. El vuelo ha durado unas 2 horas y antes de las 16h ya estábamos en el Aeroparque Jorge Newbery. Al llegar nos hemos despedido de Marikarmen y Xabi, que no continuaban el viaje.

Durante el traslado al Hotel Intercontinental, la guía, Mónica, la misma que tuvimos al llegar nos ha ofrecido algunas visitas turísticas opcionales: un espectáculo de tango y una visita por el estuario del Mar del Plata. Hemos decidido, con Henar y Modesto, organizarnos por nuestra cuenta. También se nos han añadido Ana y Antonio.
  
Una vez hemos dejado las maletas en la habitación del hotel, nos hemos dirigido al Café Tortoni, donde se hacen espectáculos de tango, para ver si podríamos ir esta misma noche. Hemos ido Modesto y yo mismo y nos ha parecido todo correcto y hemos encargado 6 reservas. Al volver a la mesa hemos comprobado que cuando vamos los cuatro solos todo va sobre ruedas, pero, si se añade alguien más, no pasa lo mismo. Finalmente Ana y Antonio han accedido a venir y cuando ya habíamos anulado dos reservas, lo hemos tenido que rehacer. En fin…

Hemos ido a pasear y hemos comenzado por la avenida Corrientes para ver el famoso nº 348 (“Corrientes tres, cuatro, ocho, segundo piso ascensor…”). No queda nada más que una placa en la puerta. Lo que era un “parking de señoritas” se ha convertido, con el tiempo, en un vulgar parking de coches… Hemos seguido por la avenida Corrientes, ligada al tango, como ninguna otra de la ciudad. Hemos recorrido unas ocho o nueve cuadras rebosantes de librerías y espectáculos, desde teatro hasta variedades. También hemos visto una manifestación de bolivianos que defendían la política de nacionalizaciones de Hugo Morales. Había una gran cantidad de policía controlando la manifestación y nosotros hemos seguido nuestro camino.

Nos hemos dirigido a la famosa calle Florida. Actualmente es una calle peatonal y la más turística de la ciudad, pero hasta el 1900 fue una elegante calle residencial. En medio de la calle había una pareja bailando tango, creo que muy bien. Hemos llegado a las Galerías Pacífico, obra de arquitectos franceses que querían imitar a las Galerías Lafayette, de París. Había un árbol de Navidad enorme dentro de las Galerías. Hemos aprovechado para comprar unos libros para nuestros nietos.

Hemos regresado al café Tortoni para asistir al espectáculo de tango a las 23h. Como era pronto hemos preguntado si podíamos cenar y lo hemos hecho en el mismo café. Después hemos pasado al pequeño teatro, dentro del café, en el que se ofrecería el espectáculo. Éramos unas 50 personas de muy diversas nacionalidades. El espectáculo ha sido muy variado, muy entretenido y, según mi entender, de mucha calidad. Impresionante el pianista que llevaba todo el ritmo y fuego del tango.
   
Café Tortoni en Buenos Aires

Terminado el espectáculo, hemos regresado al hotel.


19.- Buenos Aires a nuestro aire ¡Cuidado con el transporte público! (05/12/07)

Hoy teníamos nuestro plan para visitar Buenos Aires. Tengo que reconocer que el mérito es casi exclusivo de Modesto, pues traía desde Madrid documentación muy interesante, recogida por él, al respecto.

Como éramos 6 personas hemos pensado que lo mejor sería coger dos taxis. Al salir del hotel había unos taxis que suelen hacer servicios para los clientes del hotel. El portero los ha avisado y nosotros nos hemos subido en ellos y nos hemos dirigido al Cementerio de la Recoleta. Al llegar el taxista nos ha preguntado si cargaba el servicio en la habitación o le pagábamos nosotros en efectivo. Nos hemos decidido por esta última alternativa y él se ha puesto en contacto a través de su móvil con el chofer del otro taxi. Nos ha dicho que el precio eran 35 pesos. Nos ha parecido carísimo, pero lo mejor ha sido cuando los compañeros del otro taxi nos han dicho que ellos han pagado con un billete de 50 pesos y el taxista les ha dicho que no tenía cambio y se ha quedado con todo. ¡Empezamos bien el día!

En el Cementerio de la Recoleta hemos tenido una visita guiada muy interesante. Aparte de ver las tumbas más importantes, la guía nos ha explicado retazos de historia argentina. Posiblemente sea el monumento artístico-histórico más interesante del país: de hecho es un museo al aire libre de estatuas y esculturas modernistas y clásicas que hermosean los panteones dentro de un marco de exquisita arquitectura. El cementerio se ha ido enriqueciendo con el paso del tiempo hasta convertirse en una expresión monumental de la arquitectura funeraria del mundo entero. Algunas tumbas parecen bastante abandonadas. El cementerio es un predio privado y las tumbas tienen títulos de propiedad que se pueden vender o traspasar. Es el cementerio más pequeño de Buenos Aires, pero en él están enterrados los personajes más importantes de la vida política, cultural y militar argentina, excepto Carlos Gardel, que está en la Chacarita, y Perón, que reposa en una finca que fue de su propiedad. En el mausoleo de la Familia Duarte están los restos mortales de Evita, muy viajados por cierto, entre raptos post mortem y devoluciones. Es una de las tumbas más visitadas y siempre está llena de flores. La tumba de Rufina Cambaceres tiene una historia trágica: parece ser que la joven, a pesar de los síntomas de muerte, estaba viva cuando fue enterrada y que durante algunos días estuvo gritando y arañando la tumba.
  
Al salir del cementerio nos hemos dirigido a la Iglesia del Pilar, que data de 1732. Es de estilo colonial y muy luminosa. Austera y barroca en su interior tiene un interesante frontal en el altar mayor de plata repujada, obra de los indígenas jujeños.
  
Antes de comenzar el paseo por la Avenida Alvear, en una plaza cercana a la iglesia hay dos ombúes centenarios que impresionan por su tamaño y majestuosidad. La Avenida Alvear es la calle con más glamour de Buenos Aires. Esta llena de tiendas exclusivas y tiene el mejor hotel de la ciudad, el Alvear Palace Hotel. También está la Nunciatura Apostólica. Asimismo hemos pasado por las embajadas de Francia y de Brasil, que están en la plaza Pellegrini, formando un conjunto arquitectónico muy notable.
 
Monumento al Libertador San Martín

Hemos seguido por la calle Arroyo hasta llegar a la Plaza del Libertador, donde se encuentra el monumento al Libertador San Martín. La plaza está llena de árboles y, en sus alrededores, se encuentran las tiendas de piel más caras y los quioscos de periódicos mejor nutridos de la ciudad. La estatua del General San Martín es la primera estatua ecuestre que hubo en el país y data de 1887.

Bajando por la plaza hemos tenido una magnífica vista de la Torre de los Ingleses y nos hemos acercado al memorial de los soldados muertos en la guerra de las Malvinas, con su respeto, su llama encendida permanentemente y su rígida guardia militar. En las cercanías había mucha gente joven tomando el sol.

Nos hemos dirigido a Puerto Maderos y, con algún peligro de nuestras vidas, hemos atravesado una gran calle llena de camiones que transitaban sin cesar. Nos han dicho que por esta carretera han desviado todo el tráfico pesado que atraviesa Buenos Aires. Esta zona es el centro de negocios de la ciudad y hay múltiples edificios de innumerables plantas dedicados a oficinas. Entre ellos destacan las torres Olivetti y Pirelli y los rascacielos inteligentes de Catalinas Norte.

Hemos ido a comer al restaurante Las Lilas. Hemos comido muy bien, delante del puerto. Es un lugar muy selecto y nos ha costado un poco más que en otros restaurantes, pero ha pesar de todo, el precio estaba muy bien.

Nuestro objetivo para esta tarde era visitar el barrio de Palermo. Hemos ido hacia la plaza de Mayo que estaba cerca y hemos vuelto a fotografiar la Casa Rosada y alrededores. También hemos fotografiado la estatua del General Belgrano y el monolito alrededor del cual dan vueltas todos los jueves las abuelas y las madres de la Plaza de Mayo. Hoy era miércoles pero estaba todo preparado y con numerosas pancartas y carteles porque se celebraría un acto reivindicativo de los derechos humanos.

Allí mismo hemos cogido el metro de la línea D en la estación Catedral para ir a Palermo. Cada billete costaba 2,70 pesos, pero el taquillero nos ha estafado y nos ha dado sólo 3 boletos en lugar de los 6 que hemos pagado y además nos ha dado el cambio aprovechando que teníamos mucha prisa. Hemos tenido que volver a comprar 3 más, a pesar de nuestras protestas. Un usuario argentino nos ha dicho que los taquilleros habitualmente hacen este tipo de cambalaches. Por lo visto esta mañana con los taxis y esta tarde en el metro, el transporte público en Buenos Aires es poco de fiar (al menos en los precios).

Hemos llegado a la estación Plaza Italia y hemos comenzado a caminar ya que, para conocer bien una ciudad se ha de patear. Hemos seguido la calle José Luís Borges y hemos pasado por delante de su casa. Hemos ido pasando calles y hemos podido entender mejor lo que es un barrio de clase media de la ciudad. El amigo Modesto había preparado muy bien el trayecto. Así hemos llegado a la calle Costa Rica, donde había una placita y hemos hecho un descanso en un bar tomando unas cervezas. Aquí, sentados, hemos hecho un repaso de las cuentas y de las deudas mutuas. Era todo un lío hasta que Henar ha conseguido aclararlo a satisfacción de todos.

Hemos seguido nuestro camino buscando unas zapatillas de agua para mí y para Modesto para el día de las cataratas, pero no hemos encontrado nada. Además Modesto se ha empecinado en encontrar una cinta de video sin el menor éxito.

Algunos de nuestro pequeño grupo han empezado a murmurar porque estaban cansados y Modesto, incansable, seguía guiándonos por diversas calles. Al final hemos cogido sendos taxis y hemos regresado al hotel.

Modesto había tenido una buena idea: seguir paseando y sentarnos en un restaurante del barrio para tomar unas pizzas y volver al hotel. La idea pienso que era excelente, pero ni tan solo ha sido tomada en consideración.


20.- Iguazú: las cataratas más bonitas del mundo (06/12/07)

Hemos soportado otro madrugón a las 4h 30m y, como ya nos pasó al iniciar el viaje por la Patagonia, que era también de madrugada, en el Hotel Intercontinental nos han preparado un tentempié en el mismo vestíbulo. Los primeros en llegar han podido comer una mini pastita harinosa y un poco de mal café de termo. Los últimos en llegar no han tenido ni eso.

Nos han venido a buscar a las 5h 50m y nos hemos dirigido al Aeroparque Jorge Newbery para coger nuestro vuelo hacia Puerto Iguazú, en la parte argentina de la frontera y a 18 Km. de las cataratas. Hemos sobrevolado la Provincia de Misiones, con una exuberante selva subtropical y algunos enormes campos de cultivo junto al gran río Paraná, que serpenteaba por debajo de nosotros. Al llegar, a lo lejos, se vislumbraba la nube de vapor de agua sobre el suelo, producto de las cataratas.

Ya sabíamos que una parte del grupo dormiríamos en el Hotel Tropical das Caratas, en la parte brasileña. Marikarmen y Xabi nos habían dicho que era muy bonito y que permitía hacer paseos por las cataratas en momentos en los que no había turistas, porque el hotel estaba muy cerca.

Al llegar al aeropuerto había una guía brasileña, de nombre Sirley, para nuestro subgrupo. En este momento nos hemos visto separados de Henar y Modesto, pues ellos se han quedado en el Hotel Sheraton, en la parte argentina. Nos habíamos acostumbrado a su compañía y les echaremos de menos estos dos últimos días de nuestro viaje. De todas maneras el relato les servirá porque visitamos las mismas cosas, aunque en distintos momentos.

Nos hemos dirigido a nuestro hotel tras pasar la frontera argentino-brasileña con unos trámites muy rápidos. Por cierto que en el control de pasaportes brasileño había una policía guapísima. Nuestra guía, sin embargo, no hacía honor a la pregonada belleza de la mujer brasileña, aunque, en mi opinión, era más profesional que los guías que habíamos tenido en Argentina y Chile.

El Hotel Tropical das Cataratas merece párrafo aparte. Fue construido hace unos 50 años y es de estilo colonial. Su construcción en plena selva brasileña y su panorámica vista sobre las cataratas hacen que el hotel sea único. Hemos tomado el desayuno en una terraza a la vista de parte de las cataratas. Está muy bien acondicionado contra el calor y los insectos y demás fieras de la selva circundante.

Después de ingresar en el hotel, hemos hecho nuestra primera visita a las Cataratas de Iguazú, desde la parte brasileña: nuestra visita ha consistido en un largo paseo con las cataratas de la parte argentina frente a nosotros.

Las Cataratas de Iguazú (del guaraní y-guazú, “aguas grandes”) fueron vistas por primera vez por un hombre blanco cuando lo hizo, por primera vez, Alvar Núñez Cabeza de Vaca en 1541, que las describió de la siguiente manera: “Da el agua en la tierra tan grande golpe, que de muy lejos se oye; y la espuma del agua, como cae con tanta fuerza, sube en lo alto”. El estruendo es impresionante, y una vez allí una fina y constante llovizna humedece las ropas y las cámaras fotográficas de quien se asoma a los saltos.

En conjunto, las cataratas forman un amplio arco de 3 Km. de extensión en forma de U, en los que se distribuyen 275 cascadas, por las que cae un volumen medio de 1.700 m³ por segundo. La altura se sitúa entre los 50 y 80 metros de caída, siendo mucho más impresionante en la Garganta del Diablo.

El límite fronterizo entre Argentina y Brasil transcurre en medio de las cataratas, a pesar de lo cual en el lado brasileño solo quedan 5 saltos y la mitad de la Garganta del Diablo. La visita requiere ver las cataratas desde los dos países. Desde Brasil se obtiene una mejor perspectiva de la totalidad de las cataratas; en cambio, desde Argentina, se puede llegar hasta dentro mismo de los saltos. La mejor perspectiva desde el lado brasileño es la que tiene el Hotel das Cataratas, nuestro hotel, situado a escasos metros de los saltos.
  
Cataratas de Iguazú des del Hotel das Cataratas

Nuestro primer contacto con las cataratas ha sido paseando por un sendero que baja desde el hotel y va siguiendo por la parte brasileña con los saltos argentinos al fondo. Es impresionante ver la cantidad de cascadas de todos los tamaños que van desfilando ante nuestros ojos. He estado en las cataratas de Niágara y, en mi opinión, Iguazú es mejor, más variado, más grande. En cada recodo del sendero se descubren nuevos tesoros. El ruido del agua cayendo va in crescendo. Por si esto fuera poco, vemos mariposas de todos los colores y tamaños, lagartos arrastrándose por el suelo y numerosos coatíes con sus crías. Un paseo difícil de olvidar. Y con la Garganta del Diablo al fondo, que sólo se vislumbra, pues la gran nube de vapor que provoca su caída de 80 metros hace que pueda adivinarse, pero no pueda verse. Hemos llegado a una larga y sinuosa pasarela que se adentra entre las cataratas. Hemos entrado, pero la humedad era tan enorme que convertía en imposible todo intento de fotografía y, con su fina lluvia y corrientes de aire, te mojaba incluso debajo del impermeable. Inenarrable.

Hemos llegado a las mayores cascadas de la parte brasileña y un ascensor nos ha devuelto a la parte más alta. Hemos ido a comer a un enorme restaurante brasileño con autoservicio y comida típica del país. Entre otras cosas, he comido feijoada. Está todo más caro que en Argentina y Chile, sobre todo la cerveza y el vino.

Después de comer hemos descansado un poco y hemos ido a dar un paseo reposado con Ana y Antonio por el sendero que hemos recorrido esta mañana. Era igual, pero diferente, pues la orientación del sol provocaba una neblina sobre las cascadas que les daba un aspecto fantasmagórico.

De regreso al hotel, hemos visitado las instalaciones y hemos salido al jardín con sus piscinas e innumerables pájaros con sus cantos. Rodeando el jardín y el hotel, sin solución de continuidad, estaba la selva pura y dura.

Por la noche, en la habitación, a pesar de las dobles ventanas y de que estaban cerradas, se oían los ruidos de la selva y el estruendo, apaciguado, de las cataratas, de fondo.


21.- Iguazú: aventura peligrosa por el río y no tanto por la selva (07/12/07)

Hoy hemos visitado el lado argentino de las cataratas. Hay un sistema de senderos y pasarelas que permite acceder a los saltos. Pero hemos cogido el tren de las cataratas que funciona a gas y bordea el río Iguazú durante unos 7 Km. y que lleva a un sendero-puente que atraviesa un ancho y plácido Iguazú, antes de desplomarse por las cataratas, y conduce directamente a una plataforma situada ante la Garganta del Diablo. El espectáculo es impresionante, el ruido ensordecedor y la humedad penetra todo el cuerpo a pesar de los impermeables.

Hemos regresado de nuevo a nuestro pequeño tren y, entre pasajes evocadores y gran cantidad de mariposas de vistosos colores, hemos llegado a la estación de partida. Hemos dado un paseo por un sendero que nos ha llevado muy cerca de grandes cascadas. Hemos comido muy rápidamente un bocadillo y hemos seguido un segundo circuito y nos hemos acercado, entre otros, a los saltos Dos Hermanas y Bozetti.

Siguiendo nuestro descenso hemos llegado a un embarcadero que está al pie de las cataratas. Nos hemos quitado parte de la ropa, quedándose en bañador los que lo llevaban, y hemos puesto la ropa, junto con la cartera, máquinas fotográficas, etc., dentro de una bolsa de plástico hermética (más o menos) que nos han proporcionado y nos hemos cubierto con un impermeable y un gorro y un salvavidas de color naranja. Con unas pintas espantosas, hemos subido a una pequeña, pero potente embarcación, que ha puesto proa hacia la base de las cataratas. Se ha ido acercando a la base de varias cascadas y ha entrado un poco en su parte más externa. El ruido era ensordecedor y el agua nos caía encima desde todos los lados: una nueva experiencia. Tras varios acercamientos hemos terminado todos mojados, pues, aparte de los acercamientos frontales, nuestra barquita ha hecho varias aproximaciones por babor y estribor para que todos recibiésemos nuestra ración de agua. Venía con nosotros un fotógrafo profesional que tiraba fotos y filmaba las escenas con máquinas debidamente protegidas. ¡Qué caras hacíamos los navegantes noveles!

Para secarnos, la barca ha puesto proa a los rápidos del río que hemos remontado a toda velocidad dando unos saltos muy pronunciados nuestra nave con unos efectos impresionantes sobre los ocupantes. Siguiendo las emociones la barca ha seguido navegando a toda velocidad por el río ancho y plano describiendo curvas muy cerradas de manera que el agua casi entraba por los lados y, en algunos momentos, parecía que íbamos a zozobrar.

Pero como no hay mal que cien años dure, hemos regresado a puerto y hemos vuelto a colocarnos nuestra ropa. Pero Lucín ha tenido un problema adicional: se le ha roto un zapato que hemos tenido que arreglar con un cordel que nos han dado los del barco. El arreglo ha sido el único posible con los medios que teníamos a nuestra disposición, pero no el mejor del mundo, y Lucín se ha pasado el resto de la tarde arreglándose el cordel de su zapato cada varios pasos.

A continuación hemos subido por unas largas escaleras, que me han resultado muy pesadas después de todo el trajín del día. Al llegar arriba nos estaban esperando unos camiones, con sistema de tracción 4x4, cubiertos con una lona, para hacer una travesía de 8 Km. por la selva subtropical. Entre los árboles sobresalía un palo rosa impresionante, de los pocos que quedan. Lo más importante de este trayecto ha sido el contacto total con la naturaleza salvaje.

De vuelta al lado brasileño nos hemos dirigido a un helipuerto para subir a un helicóptero que sobrevolaba las cataratas. Estos viajes son caros (55€ por persona), pero no deben dejar de hacerse pues acostumbran a ser inolvidables. Lucín ha hecho una hábil maniobra al subir que ha permitido que yo pudiera ir al lado del piloto. El viaje ha durado 10 minutos, pero ha sido maravilloso. Hemos sobrevolado varias veces las cataratas en todas direcciones y hemos podido comprobar la situación óptima de nuestro hotel con respecto al conjunto y su enclave en medio de la selva.
  
Cataratas de Iguazú desde el helicóptero

Acabado nuestro vuelo, hemos visitado la Reserva de los Pájaros. En principio no me hacía mucha ilusión, pero hemos pasado allí más de dos horas. Básicamente había unas jaulas enormes, y muy adecuadas a su uso, situadas en un entorno de selva subtropical con árboles arbustos y flores. Había animales no voladores que andaban sueltos entre los visitantes. Hemos visto todo tipo de pájaros de coloridos plumajes. Me ha impresionado mucho la inmensa colección de tucanes. También hemos visto colibríes y mariposas muy variadas. Había tortugas poniendo huevos y unos pájaros con el pico muy largo que los sacaban del nido a medida que los ponían y se los comían. También había un pájaro parecido a una gallina que se ha entusiasmado con unas florecillas que Lucín tenía estampadas en su vestido. Ha intentado picarlas, hasta que ha visto que no salía nada. Animales que dan miedo: una tarántula, una anaconda y una boa constrictor enrollada sobre sí misma.

Hoy ha sido un día muy intenso. Al llegar al hotel, hemos escrito unas postales y a descansar.


22.- Ultimo día y empieza el lío de los aviones (08/12/07)

Esta mañana nos hemos levantado tarde para nuestras costumbres de viaje (a las 8h). Hemos desayunado tranquilamente en la terraza del hotel con una excelente visión de las cataratas. Hemos preparado las maletas y hemos salido, a las 11, a dar nuestro último paseo por las cataratas. Ha sido nuestro tercer paseo pero cada vez se descubren matices diferentes.

Junto al sendero hemos visto un grupo de coatíes con sus crías. Una de las madres hace de “canguro” de los pequeños que corretean y juegan, en tanto las otras de dedican a recoger comida. Algunos turistas les han tirado galletas y otra comida y otros hasta han dejado las bolsas de plástico. Esta es una mala práctica prohibida específicamente en el parque con carteles, pero, por lo visto, algunas personas son incívicas en todas partes.

Casi al final del paseo hemos vislumbrado dónde se encontraba la Garganta del Diablo, que ayer visitamos desde el lado argentino, y que no presenta una clara visión desde la parte brasileña. Siguiendo nuestro camino, yo me he adentrado de nuevo en la pasarela inferior. Lo único que he conseguido es salir bien remojado.

Hemos subido en el ascensor y hemos pensado que sería muy fácil hacer una pasarela desde la parte brasileña hasta la Garganta del Diablo, como ya hace tiempo han hecho los argentinos.

Al llegar a la parte superior con el ascensor, hemos encontrado a nuestra guía y le he preguntado por qué no hacían ellos una pasarela para llegar a la Garganta del Diablo y me ha contestado que esto era muy difícil porque hacía falta un acuerdo intergubernamental y que no estaba la “olla para bollos”, como decimos nosotros. Por cierto que ella misma nos ha llevado al hotel en su furgoneta, pues los autobuses iban muy llenos y había unas colas enormes.

A las 15h 15m (hora brasileña) estábamos ya en el aeropuerto sin ninguna dificultad en el paso de aduanas. Hemos llegado puntuales al Aeroparque Jorge Newbery, sin ningún problema. Pero aquí ha empezado nuestra epopeya.

El traslado hasta el Aeropuerto Internacional de Eceiza ha durado más de lo normal por la congestión de tráfico: era un fin de semana. Pero lo peor estaba por venir…

Hemos empezado con la facturación de las maletas, que nos ha parecido complicada. Esto nos ha parecido porque no sabíamos la que nos iba a caer. Nos hemos acercado a una larguísima cola que daba dos vueltas y se dividía entonces en dos nuevas colas. Nos ha parecido que era el control de pasaportes pero, ¡grave error por parte nuestra!, solo nos hemos encontrado con unos funcionarios que comprobaban que no nos faltase ningún papel obligatorio para poder embarcar.

Seguía otra larga cola que avanzaba muy lentamente y parecía que terminaba en una esquina. Cuando hemos llegado a la esquina nos hemos quedado sin respiración. Para el control de seguridad solo se habían abierto tres puertas y la cola que nos quedaba era más larga que la anterior. Y el tiempo iba transcurriendo y nuestro avión salía a las 22h 10m Todo el mundo comentaba que no había ningún problema, que los aviones no podían despegar si no estaban todos los pasajeros a bordo. Pero, siempre te quedan tus dudas…

Pasado el control de seguridad seguía otra cola enorme: parecía una serpiente y daba unas siete vueltas. Había muchas ventanillas abiertas y hemos pasado con bastante rapidez.

En el ínterin nadie informaba de los vuelos. Nos ha tocado atravesar medio aeropuerto, pero hemos podido comprar unos alfajores. Eran ya las 22h 10m y nos estábamos dirigiendo rápidamente a nuestra puerta de embarque que era la nº 12 cuando hemos visto en una pantalla “Último aviso” para nuestro vuelo. Nuestra única opción era la de correr y así lo hemos hecho. Cuando hemos llegado nos han dicho que el avión no saldría hasta que todos los pasajeros estuviesen embarcados. Hemos despegado a las 11h con 50m de retraso.
 
Hemos pasado un buen rato esperando la cena para poder dormir. Al fin ha llegado. Comprendo que dar comida a todos los pasajeros de un Jumbo debe de ser complicado y lento. Pero pienso que es pasarse de la raya que el comandante pida un aplauso para una pareja que hoy cumplía el 35 aniversario de su boda. “Cosas veredes, Sancho…” Pero después de tantas fatalidades estábamos agotados y queríamos dormir.


23.- Epílogo (08/12/07)

A las 0h 30m nos han traído la cena. He aprovechado para poner el reloj a hora española y me he encontrado de golpe en las 4h 30m. Hacia la 5h 50m han apagado las luces y he dormido bastante bien hasta las 11h 45m. Me he despertado algunas veces, pero es mi record de dormir en un avión.

A las 12h 20m nos han traído el desayuno: he comido el último dulce de leche de todo el viaje.

Hemos llegado puntuales a Madrid a les 14h y aquí, Henar y Modesto han terminado el viaje, pero nosotros, a nuestro pesar hemos seguido con nuestras peripecias.

Nuestro avión hacia Barcelona debía partir a les 16h 30m, pero en los paneles se anunciaba un retraso de una hora. Un poco antes de las 17h nos han dicho que, por causas técnicas, nuestro vuelo sufriría una hora más de demora. Nos han explicado extraoficialmente que un piloto había tenido un problema con un control de seguridad en Barcelona y que se había producido un motín de pilotos. Esto afectaba a SPANAIR, pero en un momento había 38 vuelos en retraso.

Finalmente hemos podido salir a las 20h 30m y, después de solucionar problemas en una rueda del tren de aterrizaje, una vez embarcados, hemos llegado a Barcelona a la 22h 45m.
Humberto Sanz García