sábado, 7 de junio de 2014

El macuto del geólogo

Ya entrados en el mes de junio, acabando este primer semestre de 2014… aún me quedaba por publicar, en este blog, el escrito sobre “Geología” (uno de los 6 apartados que componen Las Piedras de la Ágora). Y… organizando mi vida, me topé con mi viejo macuto de geólogo: ¡cuantos recuerdos! Lo abrí y vi todas mis cosas allí metidas… me quedé pensando: ¿por qué no compartirlas con todos vosotros?

Imagen divertida de un geólogo y... su repleto "macuto" Fuente

La Geología es una ciencia multidisciplinar… Pienso que, los que nos dedicamos a ella, a parte de nuestra especialidad, deberíamos formarnos (siempre) de todas las otras materias que la componen.

Por otra parte, bajo mi punto de vista, un buen geólogo no sólo debe tener la mente abierta y racional del científico… también tiene que disponer de la sensibilidad y creatividad del “artista” y de la empatía y elocuencia del “pedagogo”.

Esto lo digo porqué la Geología no es una ciencia exacta: debemos evaluar y sacar conclusiones a partir del análisis de unas rocas o sedimentos depositados, generalmente, hace millones de años... Debemos tener mucha imaginación (siempre basada con un gran conocimiento por la materia y un exquisito rigor científico), saber interpretar nuestras “pistas de campo” (a veces pocas y confusas), extrapolarlas mentalmente, diseñar gráficamente y por escrito una teoría, donde podremos sacar datos y conclusiones. Y todo esto, deberíamos ser capaces de explicarlo (y que lo entienda): no tan sólo un sabio catedrático… sino, también, un niño de 10 años.

La polifacética labor de un geólogo se puede desarrollar en diferentes ambientes de trabajo: en una oficina, en un laboratorio, en un una aula… pero nuestro emplazamiento natural es, sin duda alguna: ¡el campo!

Dando una clase en la ruta geológica del Boquerón de Estena, P. N. Cabañeros (Ciudad Real), 2012

Para el trabajo de campo, los geólogos, necesitamos algunos objetos específicos. Yo, con más de 20 años de bagaje (entre carrera y profesión), como os podéis imaginar he ido acumulando algunos cuantos en mi viejo zurrón…

La mayoría de estos instrumentos son algo “rupestres” y… muchos de ellos, fabricados por mi mismo. Actualmente, los he ido reemplazando por otros más modernos, precisos y/o basados con las nuevas tecnologías... De todas formas, quiero mostrároslos igualmente: porqué su manipulación (metódica y precisa) nos da un mayor aprendizaje sobre su función y nos hace razonar para que fin lo estamos utilizando.

Bien, sin más preámbulos, abramos ya el viejo macuto, desempolvémoslo y fijémonos con los 20 objetos que contiene su interior:


1.- Martillo de geólogo

Comencemos por el martillo…sin duda, ¡el verdadero símbolo de un geólogo!

Mi martillo monobloque Estwing (con su empuñadura forrada de cuero)

Se trata de una herramienta indispensable, ya que para recoger muestras de un afloramiento (roca o sedimento), debemos tomar siempre un ejemplar representativo de corte fresco e inalterado. Picar con otra piedra no es una manera de obrar muy profesional… prometido: ¡lo he visto!

Hay varios modelos de martillos... y también de mazas o cinceles de geólogo. Pero, el más usual, es el clásico martillo de la marca americana Estwing. Por cierto, en España, tenemos los Bellota: más económicos, pero más frágiles debido a su quebrable empuñadura de madera.

Martillo de geólogo de la marca Bellota Fuente

Los martillos geológicos se diferencian, de los otros tipos, por la aleación especial que ha sido templado su metal, con la cual podremos golpear con eficiencia, prácticamente, cualquier tipo de roca.

Para usar el martillo, deberemos ponernos los siguientes elementos de protección individual: cascos auditivos, gafas de protección y guantes de trabajo (¡ya lo sé!, casi nadie lo hace… pero esto no nos exime de que es necesario para nuestra seguridad).

El resto de objetos que os mostraré de mi viejo zurrón, no precisarán de ningún EPI en concreto. Pero recordad de usar, ¡siempre!, la protección que corresponda según el lugar donde estéis trabajando, por ejemplo: Si andáis cerca de una carretera, vestiros con chalecos reflectantes… o, si vais a una obra, preguntad al técnico en prevención de riesgos laborales (o al encargado) que protecciones tenéis que poneros… tened siempre a mano: un casco de obra, un chaleco reflectante y unas botas de seguridad.

El martillo de geólogo se puede considerar un arma blanca. Recomiendo llevarlo discretamente (siempre protegiendo su puntiagudo extremo) escondido dentro de nuestra mochila o maleta y, junto a él, llevar nuestro carnet de estudiante o el de geólogo profesional.


2.- Brújula

La brújula es otro objeto indispensable para cualquier persona que se dedique a nuestro oficio.

La mía es una Silva 15TD-CL:  un modelo bastante sencillo (ideal para estudiantes) pero que ofrece una buena precisión.

Mi brújula de geólogo, comprada a principios de carrera

Para un geólogo no nos sirve cualquier tipo de brújula, esta debe tener, al menos, unas determinadas características:

  • Tener la roseta de graduación móvil, para fijar cómodamente la orientación tomada.
  • Estar montada sobre una base rectangular, para poder apoyar uno de sus lados sobre la línea horizontal de la capa a analizar (perpendicular a la línea de máxima pendiente del estrato).
  • Debe incluir un clinómetro, para poder tomar el buzamiento o inclinación máxima de esta capa.

A parte, si miramos mi modelo, tiene otras interesantes peculiaridades, como son:

  • Tiene la base transparente e incluye un espejo (a modo de retrovisor), para tomar medidas en capas cara abajo y por encima de nuestras cabezas.
  • Presenta los elementos necesarios para realizar una precisa triangulación.
  • Lleva marcadas unas regletas numeradas a sus lados, para tomar medidas cartográficas.
  • Incluye un nivel, para poder tomar (con mayor precisión) la orientación: manteniendo la brújula completamente plana.
  • Es fluorescente, para poder hacer mediciones en la oscuridad.
  
3- Lupa

La lupa, junto el martillo y la brújula, fue uno de los tres instrumentos que me “obligaron” a comprarme cuando comencé la carrera.

Ha de ser una lupa de precisión, como me dijeron: “Nada de coger la lupa de Sherlock Holmes que tiene nuestro abuelo para su colección de sellos”. La mía, de la marca Ruper, es de doble mirilla: de 8 y 15 aumentos.

Mi doble lupa, con su funda y un cordón que le puse para poder colgarla del cuello

Se utiliza poniéndola delante mismo del ojo y acercando/alejando la muestra que queremos analizar hasta centrar la imagen… ¡no al revés!

Recordemos que, para observar una muestra de roca, hemos de mirar el corte fresco que hemos obtenido golpeando con el martillo en el afloramiento. Este corte inalterado debe estar húmedo para poder apreciar mejor sus cristales, gránulos, fósiles…


4.- Chirucas

La Geología, como antes se ha dicho, es trabajo de campo... y esto significa tener que caminar mucho sobre terrenos baldíos e irregulares. Por eso, es fundamental ir bien calzado y con la ropa acorde al lugar y la época del año que estemos.

Mis primeras botas de campo fueron las clásicas “Chirucas”: un objeto completamente vintage, hoy en día:

La clásica “Chiruca”… una bota todoterreno para ir al campo hace unas décadas Fuente

Realmente, para nuestra campestre labor (a no ser que vayamos a zonas extremas) no precisaremos más que unas simples deportivas para realizar su cometido... ¡No seamos ridículos!, de verdad: he llegado a ver colegas, disfrazados con “pijo-botas” de trekking y con bastones de travesía nórdica para hacer una ruta geológica llana y sencilla… por cierto: eran las mismas personas que no traían martillo y golpeaban el afloramiento con un pedrusco…


5.- Libreta de campo

Hoy en día, los geólogos, vamos al campo con soporte informático; pero considero que todavía sigue siendo muy útil utilizar una libreta de campo… sobretodo para tareas más interpretativas y de diseño: dibujo de bloques diagrama, trazado de cortes geológicos “in situ”, alzado de columnas, representación de un croquis, etc. Toda esta información, posteriormente, podrá ser claramente extrapolada y digitalizada en la oficina.

La libreta de campo debería ser, bajo mi experiencia: de tapas duras, hojas con líneas o cuadrícula, encuadernada en espiral y de tamaño cuartilla.

Una de mis libretas de campo

Con la libreta usaremos siempre un lápiz. Hemos de evitar el bolígrafo por 2 razones: si nos equivocamos no podemos rectificar tan limpiamente y, si llovizna, la tinta del bolígrafo se nos podrá correr sobre la hoja, arruinando nuestro trabajo.

Por último, en nuestro estuche de campo, necesitaremos una buena goma de borrar y un sacapuntas. Y yo, a parte, siempre llevo diferentes lápices de colores (con 5 o 6 bastarán) para evitar tener que hacer tramas confusas a nuestras ilustraciones, una regla graduada (en centímetros y pulgadas) y un semicírculo para medir ángulos de clivaje.

Mi estuche de campo con mi set de trabajo


6.- Mapas geológicos

Hagamos el trabajo que hagamos, ¡siempre!, antes de ir al campo, hemos de estudiar el mapa geológico de la zona a visitar, leernos su memoria y profundizar con los cortes geológicos adjuntos (o nosotros diseñar de nuevos, según nuestras necesidades).

Mapa geológico y memoria de Flix (444 // 32-17)


7.- Fotos aéreas

Junto los mapas geológicos, deberemos apoyar nuestro trabajo con fotos aéreas. Actualmente se hace mediante imágenes de alta resolución desde el ordenador.

Pero no hace tanto, para poder apreciar imágenes del relieve en tres dimensiones, lo teníamos que hacer (mediante un estereoscopio) utilizando la pareja de fotos aéreas correspondientes del lugar que deseábamos observar.

Estudiante mirando fotos aéreas en 3D con un estereoscopio de mesa (en frente uno de portátil) Fuente

Para ir trazando nuestro trabajo sobre una imagen estereoscópica, como: niveles estratigráficos, coladas volcánicas, lechos fluviales... sin rayar el valioso documento; tenemos que fijar, sobre una de las dos fotos aéreas, un papel de acetato, donde iremos haciendo nuestras marcas de forma pulida.


8.- Mapas topográficos

Para cualquier salida de campo, un geólogo, necesitará un mapa topográfico donde ir referenciando todo su estudio o trabajo.

Mapa Militar de España. Valverde del Majano (17-18 // 482)

Actualmente, en España, tenemos una excelente base cartográfica informatizada, pero hasta hace unos años sólo era posible trabajar con mapas del ejército (como el de la anterior imagen). Os cuento una anécdota:

Un doctor de mi universidad, me explicó que, siendo él estudiante (durante la dictadura franquista), haciendo un trabajo de campo por el Pirineo, fue sorprendido (junto sus compañeros de estudio) por la guardia civil… Imaginaros: cuatro jóvenes, con barba, perdidos campo a través, vestidos con ropa de montaña, con unas anotaciones y cálculos muy “sospechosos” en una libreta y, lo peor: ¡con mapas del ejercito!, mapas que ni los propios agentes de la benemérita había visto en su vida. Pues sí… lo habéis acertado: fueron reducidos y detenidos como terroristas, les fue requisado todo su material y fueron encerrados e incomunicados… Tubo que ir el mismísimo rector de la universidad a Tremp para liberarlos: eran otros tiempos… esto, afortunadamente, ya no pasa… ¿verdad?


9.- GPS

Que os he de decir de los GPS… hoy en día se han popularizado y masificado en nuestra sociedad.

GPS y material cartográfico para poder realizar (de forma segura) una ruta de ski nórdico Fuente

Yo, el primer GPS, lo vi durante la carrera… lo recuerdo como un aparato sofisticado, pero muy atrayente… Lo llevaba un profesor de cartografía que nos enseñó a tomar, en el campo, el punto exacto de nuestra posición (por coordenadas UTM) y trasladar ese valor sobre el mapa topográfico. Con el GPS ya no teníamos que ir triangulando para saber nuestra ubicación exacta.

Actualmente, gracias a los “smartphone” dotados con una antena GPS y descargándonos una simple aplicación, podemos convertir nuestro móvil con ese deseado gadget de mi juventud y tomar la coordenada UTM con precisión y sencillez…


10.- Paleta tipo cuchara

Si tenemos que tomar muestras de suelos o sedimentos, picaremos (con la parte puntiaguda de nuestro martillo) sobre el afloramiento para disgregarlo. Con la ayuda de una paleta, tipo cuchara, apartaremos la capa superficial (alterada) y podremos cargar cómodamente la muestra de sedimento o suelo que deseemos.

Paleta tipo cuchara, utilizada para tomar muestras de sedimentos o suelos Fuente


11.- Recipientes para muestras

Las muestras que recojamos (ya sean cohesivas como disgregadas) deberán ser convenientemente guardadas, clasificadas y referenciadas en el mismo momento de su recolección. Para recolectarlas usaremos (depende del material o la cantidad): bolsas zip, potes herméticos de plástico, sacos, cajas, etc. Para marcarlas usaremos: rotuladores indelebles, etiquetas autoadhesivas…

Algunos ejemplos (botes, bolsas zip, etiquetas…) de material utilizado para la recolección de muestras


12.- Máquina fotográfica

Realizar un buen informe fotográfico es indispensable para cualquier trabajo de campo… Hoy en día, con las cámaras digitales, podemos hacer una infinidad de fotos, de alta resolución, y escoger las más representativas para nuestro estudio.

Mi actual máquina de fotografiar (esta foto la he hecho con el móvil J)


13.- Prismáticos

Ante todo decir que yo no soy mucho de prismáticos… En cualquier caso, su uso creo que debería ser: “el reposo del sabio y no las alas del perezoso”… me explico: nos pueden ser útiles para reseguir un nivel estratigráfico continuo desde un privilegiado mirador… ¡pero nunca!, para intentar definirlo sin ir a comprobarlo “in situ”.

Mis prismáticos de la marca Pentax


14.- Vara de Jacob’s

La vara de Jacob’s es un instrumento de medición. En geología se usa para medir el espesor real de los estratos de gran potencia.

Se trata de un tubo metálico de 1'50 metros, con marcas regulares a lo largo de toda su longitud y que lleva fijado un porta ángulos, con un nivel, que permite dar la inclinación a la vara con los mismos grados que tiene la capa o estrato que estamos midiendo. En su extremo superior se dispone un disco, en posición horizontal, con el que podemos proyectar la visual a un plano que corresponderá a la altura de la vara (un metro y medio) y que nos permitirá calcular el espesor real de la capa: el total será la suma de todas las proyecciones visuales tomadas.

Para la asignatura “Trabajos de Campo Exógena II”,  hicimos pequeños grupos (de 4 o 5 personas). A la hora de repartir las varas de la facultad, vimos que no había suficientes para todos y las tendríamos que compartir: esto retrasaría mucho nuestro trabajo y los plazos de entrega eran innegociables (y los días a campo no son gratis). Así que, teniendo en cuenta la sencillez del aparato y poniendo un poco de ingenio, fabriqué una vara usando un tubo rígido de PVC:

Mi vara de Jacob de fabricación casera

Para el disco superior, utilicé la típica “seta” que se coloca en los ejes de la rueda de una bici, como protector de embalaje. Las marcas las hice, cada 50 centímetros, con cinta adhesiva negra. En su base, como apoyo, le puse un taco de silla. Y, como porta ángulos, fijé en el tubo de PVC un semicírculo graduado con un nivel.

Gracias a su versatilidad y fácil manejo en el campo, la vara de Jacob's, ofrece la ventaja de poder obtener, con buena precisión, las dimensiones de capas inclinadas o muy inclinadas sobre un perfil topográfico irregular (por ejemplo, resiguiendo una carretera con altos y bajos).


15.- Cinta métrica

Llevar una cinta métrica al campo es siempre una excelente idea: nunca sabes cuando tendrás que medir algo… Yo recomiendo disponer de una retráctil (de 3 metros nos bastará).

Si hemos de medir grandes unidades, como parcelas en estudios geotécnicos… es imprescindible llevar una de larga (la mía es de 30 metros).

Las 2 cintas métricas que utilizo en mis trabajos de campo


16.- Granulímetro

Para trabajos con sedimentos o suelos, es muy importante disponer de un granulímetro. Se utiliza colocándolo sobre la arena que queremos clasificar y, por comparación, miramos a que medida corresponden el tamaño de sus gránulos.

Mi viejo granulímetro de la facultad

El mío lo fabriqué en unas prácticas de la asignatura “Estratigrafía”, tamizando un sedimento mal clasificado (compuesto de diferentes tamaños de arena) y depositando las medidas obtenidas en un guarda monedas de 5 compartimentos:

  • Arena muy gruesa (1 mm de diametro)
  • Arena gruesa (0,5 mm de diametro)
  • Arena media (0,25 mm de diametro)
  • Arena fina (0,125 mm de diametro)
  • Arena muy fina (0,063 mm de diametro)

Si llevamos un granulímetro a campo, podremos catalogar y definir el tamaño textural de cualquier material detrítico (no sólo las arenas): Si el sedimento se compone por partículas más grandes que una arena muy gruesa (granos mayores de 1 mm) serán gravillas, gravas y cantos… si el canto es mayor de 256 mm (lo sabremos usando la cinta métrica) se le denominará bloque. Por otra parte, si los granos son menores que los de una arena muy fina (inferiores a 0,063 mm), se tratará de un limo o una arcilla: si queremos diferenciarlos, comprobaremos “in situ” el límite plástico de Atterberg (haciendo el típico “churrito”).


17.- Caja de reconocimiento a “visu”

Dependiendo de que tipo de estudio hagamos puede ser útil trasladar a campo nuestro set de reconocimiento a “visu”.

Mi vieja cajita de puros con parte del material para reconocimiento a “visu”

Dispongo de una moneda de cobre, una navaja y un trozo de vidrio (para comprobar las durezas de los minerales), un trozo de porcelana (para obtener su raya), un imán (para verificar si tienen magnetismo), una regleta (para poner como referencia en las fotos),  un cuenta gotas con ácido clorhídrico (para discernir si son calizas o dolomías), pinzas y un pincel de tamaño 00 para trabajar delicadamente con muestras pequeñas... entre otros más objetos.


18.- Pizarrín y regletas para sondaje

Si tenemos que hacer fotos y queremos dejar constancia por escrito de lo que estamos fotografiando, es muy útil llevar un pizarrín (puede ser de tiza o tipo "Vileda").

Pizarrín y rotulador tipo "Vileda"

Por otra parte, cuando trabajaba como geotécnico en pleno bum inmobiliario, el exceso de obras llegó a ser desbordante: elaborar presupuestos, visitas previas, trabajo de campo, cálculo y redacción de los estudios, reuniones con clientes, funciones comerciales… terminó todo de golpe y… ¡crisis!

En mis visitas de campo o cuando los sondistas me traían las cajas de testigos a la oficina, tenía que levantar las columnas geotécnicas y hacer las fotos de las cajas. Para aligerar trabajo y para que quedara la instantánea estandarizada, ideé distintos pares de regletas para poder acotar las cajas de sondaje de forma pulida.

Caja de sondaje con mi par de regletas de 3 a 6 metros y mi pizarrín (el tubo de PVC es una muestra inalterada)

Dispongo de 4 pares de regletas de aluminio: para cajas de 0 a 3, de 3 a 6, de 6 a 9 y de 9 a 12 metros. Para sondeos de mayor profundidad (raros en el tipo de estudios que yo realizaba) hacia el marcaje a mano, usando cinta de precinto blanca, y escribiendo las cotas con rotulador indeleble.


19.- Pintura en spray / cinta de balizar

Cuando se va a campo y dependen de ti otras personas (sondistas, maquinistas, etc.), es muy útil llevar encima pintura en spray, tiza o cinta de baliza para marcar y acotarles perfectamente los puntos o zonas donde se quiere realizar el trabajo.

Spray y cinta de balizar para marcar los puntos de trabajo


20.- Bota de vino

Hemos comenzado hablando del martillo… como he dicho: ¡uno de los iconos del geólogo! La bota de vino también debería serlo... ¡eso sí!, debidamente rellenada del tintorro más peleón y de mayor graduación que encontremos por la zona donde tenemos que realizar nuestro trabajo. :-)

Una bota de vino de medio litro Fuente

Utilidades de este objeto “typical spanish”:

  • Ayuda a sociabilizar con los compañeros más ariscos del grupo de trabajo: la convivencia puede ser muy dura, sobretodo tras de varios días perdidos por el campo...
  • Después de llevarse a la lengua tanto corte fresco de roca (para poder ver sus cristales con la lupa) que mejor que sacarse el gusto de caliza cretácica de la boca, con un buen trago del elixir de Baco.
  • Es indispensable usarlo (y siempre en cuantía generosa) cuando después de varias horas frente un afloramiento seguimos sin observar nada: Ver la falla inversa no se si la acabarás viendo pero, al menos, no nos “fallarán” las risas…

Bromas a parte, el alcohol: ¡Siempre con moderación! ¡Y ni una gota mientras se trabaja o estudia!

Bueno, ya es hora de ir guardando mis cosas al viejo zurrón: y lo hago con una sonrisa en los labios, con mi cabeza llena de gratos recuerdos, feliz… Lo hago con mi corazón anhelando un único deseo para todos mis colegas de profesión… anhelando que pronto regresen tiempos mejores… ¡para todos!

Gracias por vuestra atención… ¡¡Hasta la próxima!!