martes, 1 de mayo de 2012

Las Piedras de Barcelona

Fue este pasado 10 de febrero, cuando el artista y amigo Jordi Pascual Morant, sabedor de que soy aficionado a dar largos paseos y un amante irreductible de mi Barcelona natal, me sorprendió llevándome a un excéntrico rincón de la capital: una calle llena de encanto, diáfana, atemporal… una calle que aparece como pintada en una acuarela del almeriense Julio Visconti… Este singular espacio es el carrer d’Aiguafreda, en el barrio barcelonés d'Horta.

 Carrer d’Aiguafreda de Barcelona

El motivo principal de nuestra visita, a este encantador lugar, fue para comprobar como sus primeros moradores habían sacado todo el provecho a ese bien escaso que es el agua, construyendo con ingenio: pozos, abrevaderos o lavaderos públicos... De hecho, una amiga de este blog, me explicó que en esta calle, también conocida como carrer de les Bugaderes (lavanderas), desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, se lavaba la ropa de fondas, hospitales y gente pudiente de la ciudad.

Mientras admirábamos y comentábamos todos los detalles del lugar, observé que las baldosas de la calle (que podemos ver en la foto anterior) eran de cerámica y diferían, completamente, de las típicas utilizadas en las aceras de Barcelona. Después de divagar un poco sobre pavimentos, Jordi acertó a decirme que este podría ser un buen tema para un futuro artículo de este blog.

Pero antes de explicar como ha sido cubierta por la mano del hombre esta gran ciudad, si me permiten, primero, me gustaría “desnudarla”… ¡Sí!, quisiera desarropar Barcelona de todos sus elementos antrópicos, para que vean de qué materiales está formada, en su interior…

Un poco de geología urbana

Barcelona se encuentra confinada entre los ríos Llobregat y Besòs, ocupa un plano inclinado (NW-SE) que se extiende desde la sierra de Collserola hasta el mar. Barcelona es una verdadera “cuenca de deposición humana”, un receptáculo inagotable de materiales de construcción... pero en su subsuelo, encontramos una geología interesante y diversa.

Vista completa de Barcelona desde Collserola (clicad para ampliar). Foto de Wikipedia

En primer lugar, alineados a la Serra de Collserola y englobados dentro de la ciudad, encontramos 7 cerros (ver La Ruta dels Set Turons de Barcelona, en este mismo blog). Tanto Collserola, como estos siete oteros, están formados por pizarras, areniscas y, en menor proporción, por calcáreas. Estos materiales se encuentran afectados por intrusiones de granitos y granodioritas. Todas estas rocas son del Paleozoico (entre 500 y 300 millones de años) y un complejo sistema de fallas las escalona, de forma descendente, en dirección a la actual línea de costa.

Encima de los escalones paleozoicos más bajos se asientan materiales del Neógeno. Son depósitos deltaicos del Mioceno (entre 25 i 5 millones de años), formados por areniscas arcósicas con niveles de margas y abundante registro fósil marino y botánico. Y depósitos marinos y de estuario del Plioceno (entre 5 i 2 millones de años) compuestos por limos, areniscas, margas grises y, también, abundantes restos de fauna marina. Todos estos sedimentos neógenos, afloran en relieves relativamente significativos como: la montaña de Montjuïc o el Mont Tàber*.

*.- El Mont Tàber es una pequeña elevación del terreno (donde hoy encontramos, entre otras, la plaça Sant Jaume o la Catedral de Barcelona) y fue el lugar escogido por los romanos para instalar su primer asentamiento.

Placa de la cota altimétrica del Mont Tàber, en pleno Barri Gòtic de Barcelona

Por último, en los llanos de Barcelona, los materiales del Paleozoico y del Neógeno han sido cubiertos por los del Cuaternario. Se trata de depósitos del Pleistoceno (entre 2 millones y 8000 años) provinentes de abanicos aluviales y terrazas fluviales, formados por gravas, arenas, limos y arcillas rojas. Y depósitos del Holoceno (entre 8000 años y la actualidad), situados en las partes bajas de la ciudad, compuestos por gravas, arenas, limos y arcillas; y debidos a sedimentos de playa, antiguas marismas o por el registro sedimentario de los deltas fluviales del Llobregat i del Besòs, ubicados a los flancos de la ciudad.

A continuación, extraído del documento: "Geologia del Pla de Barcelona des de l'Observatori Fabra" (Generalitat de Catalunya. Departament de Territori i Sostenibilitat. Institut Geològic de Catalunya. www.igc.cat)podemos ver el mapa geológico de la ciudad de Barcelona y de su área metropolitana (clicad para ampliarlo): 

Mapa geológico de la ciudad de Barcelona y alrededores, IGC (2010)

Los atavíos de Barcelona

Hechos los debidos prolegómenos, pasemos a analizar como ha sido tapada la heterogénea geología de esta ciudad… quedando, salvo raro afloramiento, prácticamente toda cubierta.

Este gran “vestido”, tejido a medida para la bella Barcelona, en primer lugar, lo forman sus edificios (si queréis saber de que están construidas las casas, podéis leer la Geología Doméstica, también en este blog). Para sus calles y plazas, encontramos materiales como: hormigón, rocas ornamentales o alquitrán… para sus parques y zonas verdes: plantas, suelo vegetal y/o tierras de relleno y agua.

Pero volviendo a la charla que mantuve con Jordi en febrero… he de reconocer que siempre he sentido curiosidad por los “panots” (baldosas en catalán) que pavimentan las aceras de mi ciudad. Se tratan de losetas hechas de hormigón (cemento, arena y agua) y fabricadas a partir de la técnica del pavimento hidráulico. Son piezas tremendamente útiles: decorativas, resistentes al desgaste, con propiedades antideslizantes (incluso mojadas), sufridas y fáciles de limpiar.

Este artículo se centrará con los panots originales (de principios del siglo XX) que decoraron una ciudad en pleno proceso de ensanche. Fue en 1916, cuando la empresa Escofet i Cia ganó el concurso convocado por el Ayuntamiento de Barcelona para encargarse de la fabricación del pavimento que se había de colocar al creciente entramado de calles. Escofet i Cia presentaron hasta 8 modelos que (en menor o mayor proporción) todavía podemos “pisar” en nuestras aceras.

 Panots originales de Escofet i Cia, de principios del siglo XX

1.- Panot de Gaudí

Los diseños de estos 8 panots fueron creados por diversos artistas, del que destaca, sobre todos: Antoni Gaudí.

El genial arquitecto creó, para Escofet i Cia, una exquisita baldosa (de forma hexagonal) que presentaba sus grabados seccionados en tres de sus ángulos. De esta forma, el motivo (o dibujo resultante) sólo se podía visualizar cuando se juntaban, a cada uno de los lados del hexágono, 6 baldosas más.

Recreación decorativa del Panot de Gaudí

Pero a parte de esta obra de arte (que podemos disfrutar en el passeig de Gràcia), Escofet i Cia también presentó otros 7 modelos más, todos ellos de base cuadrada (de 20 centímetros de lado y 2 de grosor). Estos panots cuadrados son: la Flor, Chocolate, Cuatro Ojos, Rastrillo, Diana, Llavero y Rosas. 

2.- Panot de la Flor

La Flor es el modelo más representativo de las aceras de Barcelona. Sus sencillas líneas, dibujando una minimalista margarita, es todo un símbolo del Modernismo de la ciudad. Como podéis ver, esta baldosa, es también el símbolo e icóno de Las Piedras de la Ágora.

Yo, hasta la fecha, he podido observar cuatro modelos diferentes de panots de la Flor (es posible que haya alguna otra "versión" más, si la conocéis, poneros en contacto dejándo un comentario al final de este escrito):

El modelo original, diseñado por Escofet i Cia., presentaba unos pétalos anchos, como se puede apreciar en la siguiente foto:

Panot de la Flor (modelo original)

Curiósamente, esta baldosa, se dejó de fabricar hace décadas... gracias a la presión popular, desde los años 90, se ha vuelto a recuperar... pero el módelo actual tiene unos pétalos más pequeños, representando una margarita más compacta que la original:

Panot de la Flor (modelo actual)

El tercer modelo que podemos ver por nuestras aceras, es una baldosa de la Flor donde los pétalos contactan con el círculo central mediante líneas paralelas:

Panot de la Flor (de pétalos paralelos)

El último modelo, quizás más raro de ver, es uno donde los pétalos (a diferencia del modelo actual) són más grandes que los que presenta el panot original. La "flor" resultante son, en realidad, 5 círculos (parece que estemos mirando, desde arriba, 4 bolas juntas y otra más apilada encima de ellas):

Panot de la Flor (de los cinco círculos)


3.- Panot del Chocolate

Se trata de la baldosa con el diseño más discreto de todas (dos surcos en cruz). Como su nombre indica, es como una tableta de chocolate de 4 porciones. A pesar de su simpleza es, posiblemente, el panot más repetido de la ciudad. Personalmente, lo encuentro demasiado sobrio e impersonal...

Panot de la Xocolata

Existe otro modelo de Panot del Chocolate mucho más difícil de ver: se trata de una tableta de 9 porciones. Curiosamente, a pesar de ser un panot poco habitual en la capital catalana, lo podemos ver, ampliamente, en aceras de otras ciudades como, por ejemplo, las de Tortosa.

Panot de la Xocolata (de 9 porcions)

4.- Panot de los Cuatro Ojos

Esta baldosa, simplemente, es la del Chocolate a la que le han añadido 4 círculos dentro de cada una de sus porciones. Es un modelo que sigue manufacturándose con éxito en la actualidad.

 Panot dels Quatre Ulls

5.- Panot del Rastrillo

El sencillo panot, de 5 franjas paralelas con 4 surcos (como si se hubiese marcado con un rastrillo), es uno de los panots originales que comienza a ser raro ver por las calles de Barcelona.

 Panot del Rasclet

Todo el contrario le está pasando, a un "nuevo" panot del rastrillo: con 4 franjas paralelas y 3 surcos de igual grosor... Su gran éxito se debe a que, su diseño acanalado, es ideal como guía para los ciegos. Lo suelen poner en los chaflanes para que los invidentes puedan acceder, de forma segura, hasta el bordillo de los pasos de peatones.

 Panot del Rasclet (de 4 franjas)

Al igual que sucedía con el panot del Chocolate de 9 porciones, encontramos un tercer panot del rastrillo: de 6 franjas y 5 surcos; muy raro de ver en Barcelona pero habitual en otras localidades catalanas.

Panot del Rasclet (de 6 franjas)

6.- Panot de la Diana

Al igual que el Rastrillo y la Flor original, los tres modelos que quedan por exponer, tampoco se fabrican en la actualidad… inevitablemente, pues, están condenados a su desaparición. El primero es el de la Diana, formado por 3 surcos en círculos concéntricos.

Panot de la Diana

7.- Panot del Llavero

El Llavero es, quizás, el panot que más estima tengo... Recuerdo, de pequeño, que lo miraba y me gustaba la forma de su grabado… pensaba que era como si hubieran “mezclado” el panot de los Cuatro Ojos con el de la Flor. Una pena que tenga que desaparecer sin remisión…

Panot del Clauer

8.- Panot de las Rosas

Hasta hace poco desconocía la existencia de esta insólita baldosa: el panot de las Rosas o de la Rosa. Fue gracias a la información del blog Barcelofilia, que pude visitar su reducidísima localización y conocerlo. Tiene un diseño de bella estampa modernista… la verdad, no alcanzo a comprender como está prácticamente extinguido…

Panot de les Roses

Y aquí me tenéis caminando por mi vieja ciudad: solo o, tal vez, acompañado… Aquí me tenéis, con la mirada baja, imaginando que geología esconden las baldosas que ahora piso, estas losas que entierran mil recuerdos inconfesables... Aquí me tenéis, perdido entre las piedras de esta ágora que es el horizonte y firmamento de mi Barcelona natal.